Informe del WWF: el 40% de los alimentos producidos en el mundo se desperdicia
by Lisa Gaugl WWF AT
Un nuevo informe de la organización ecologista WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) muestra el enorme alcance de las pérdidas de alimentos valiosos: en lugar del 33 por ciento estimado anteriormente, el 40 por ciento de los alimentos producidos nunca se consume, según el informe de WWF. La razón del aumento son las nuevas cifras de la agricultura. Según el informe, se calcula que cada año se pierden 1.200 millones de toneladas de alimentos comestibles sólo antes, durante y después de la cosecha. Además de los aproximadamente 931 millones de toneladas (FAO, 2021) a lo largo de la cadena de suministro y unos 400 millones en la zona de consumo, esto supone un total de 2.500 millones de toneladas de residuos alimentarios que estarían realmente destinados al consumo. Cargado en camiones, sería una columna que llega dos veces a la luna y vuelve. "Estas enormes pérdidas demuestran la especial importancia del sector agrícola, que hasta ahora se ha descuidado, también en Austria. Tenemos que integrar todos los sectores desde el campo hasta el plato. Sólo así podremos detener el despilfarro insensato de recursos valiosos y proteger mejor el clima", afirma Olivia Herzog, experta en residuos alimentarios de WWF Austria, refiriéndose al enorme impacto de las pérdidas: en todo el mundo se utilizan innecesariamente unos cuatro millones y medio de kilómetros cuadrados, es decir, la superficie de toda la Unión Europea, mientras aumenta la presión sobre el clima y la naturaleza. Según el informe, los residuos alimentarios son responsables de alrededor del diez por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, algo menos del doble de las emisiones anuales del tráfico de automóviles en la UE y Estados Unidos juntos.
Por ello, WWF Austria pide un plan de acción global contra el desperdicio de alimentos con objetivos de reducción vinculantes y que se reduzca al menos a la mitad el desperdicio y la pérdida de alimentos para 2030. Además de una base de datos sólida para Austria, es necesario ajustar las restricciones del mercado para productos como las frutas y las verduras. Los agricultores necesitan condiciones comerciales justas y oportunidades para vender los productos de forma espontánea y local antes de que amenacen con estropearse.
El desperdicio de alimentos alimenta la crisis climática
Las frutas y hortalizas, la remolacha, los tubérculos y las semillas oleaginosas, así como los cereales y las legumbres, son los más propensos a acabar en la basura. Pero cuando los productos animales, como la carne o la leche, se tiran a la basura, esto es especialmente perjudicial para el clima: el 40% de los gases climáticos causados por las pérdidas globales en la agricultura se deben a los productos de origen animal. "Especialmente con los productos que consumen muchos recursos, como la carne, es importante que no acaben en la basura. Un enfoque respetuoso de la alimentación puede contribuir de forma importante a la protección del clima y la conservación de las especies", afirma Herzog.
Por supuesto, no son los agricultores los principales responsables de las pérdidas en la agricultura: según el WWF, son sobre todo los políticos los llamados a crear condiciones marco que permitan salvar los alimentos. Los consumidores también pueden contribuir adaptando sus hábitos alimentarios. "No despreciar los alimentos con manchas, una dieta cada vez más basada en las plantas y unos estándares de producción elevados contribuyen a un sistema alimentario sostenible. Es necesario un cambio de mentalidad, en concreto a favor de nuestro planeta y del clima; los políticos deben tomarse en serio esta responsabilidad", exige la experta de WWF Olivia Herzog.