¿Cómo podemos seguir comiendo carne si no deseamos ningún mal a los animales?

28.10.2021 - Polonia

Mientras Greta Thunberg, la activista del clima, se lamenta de que los productos animales le "roban" el futuro, la humanidad sigue consumiendo carne. De hecho, aproximadamente entre el 90 y el 97% de nosotros comemos carne, y el consumo mundial de carne está actualmente en aumento. Sin embargo, la mayoría de la gente se preocupa, al menos hasta cierto punto, por el bienestar de los animales. De hecho, las investigaciones han demostrado que muchos tienden a empatizar más con los perros que con otros adultos.

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Una nueva revisión bibliográfica realizada por investigadores británicos del Centro de Investigación de Sociedades de la Universidad Anglia Ruskin (ARU) y la Universidad Nottingham Trent, dirigida por Sarah Gradidge, explora esta "paradoja de la carne", es decir, la coexistencia de comer carne y cuidar de los animales.

Los investigadores reconocen dos procesos psicológicos principales dentro de la paradoja de la carne: los desencadenantes y las estrategias reparadoras. Los desencadenantes hacen que los consumidores de carne se sientan incómodos con su propio consumo de carne. Por ejemplo, cuando un consumidor de carne se acuerda de que la carne procede de la carne de animales sacrificados. Sin embargo, esos pensamientos pueden contrarrestarse con ciertas estrategias, de modo que la persona pueda escapar de la paradoja y resolver sus sentimientos de incomodidad.

Los investigadores enumeran las estrategias más comunes para hacer frente a la paradoja de la carne, como cuando una persona considera que los animales "de abasto" son de baja categoría y, por tanto, incapaces de pensar, sentir o comprender. Por otra parte, algunas personas justifican el consumo de carne como algo "natural", "necesario", "agradable" y "normal" (las "4N"). Otro enfoque común es disociar la carne de los animales utilizando descripciones alternativas, como "ganado", "cerdo" y "aves de corral". Algunos comportamientos, como presentar el vegetarianismo como algo ilógico, también suelen utilizarse para justificar el consumo de carne.

Curiosamente, los investigadores también informan de que personas con diferentes características demográficas y actitudes utilizan estrategias diferentes para superar la paradoja de la carne. Por ejemplo, un estudio identificó diferencias transculturales, según las cuales los estadounidenses disociaban la carne de los animales más que los ecuatorianos, quizá porque en este último país es más habitual que la carne se sirva con la cabeza del animal aún pegada. Del mismo modo, otro estudio descubrió que los franceses eran más propensos a negar que los animales tengan mente propia en comparación con los chinos.

La gente también puede justificar su consumo de carne porque forma parte de sus tradiciones religiosas. Por ejemplo, algunas personas lo relacionan con la abundante provisión de alimentos por parte de Dios, mientras que en otro estudio otros señalaban la existencia de un sacrificio ético dentro del Islam.

La desvinculación de los animales parece ser significativamente más frecuente en los hombres que en las mujeres, concluye la revisión. Sin embargo, los investigadores señalan que esto se debe probablemente a las actitudes tradicionales de género. Por ejemplo, los militares piensan que el consumo de carne es inherentemente masculino y lo asocian con el estereotipo de género del "hombre cazador". Por otro lado, quienes no creen tanto en la masculinidad tradicional (incluidos los hombres) demuestran un mayor compromiso con los animales.

En la revisión, los autores afirman:

"Esta investigación pone de manifiesto cómo los estereotipos de masculinidad obligan a los varones, y/o a los que desean ser "masculinos", a desentenderse de los animales consumidos, lo que quizá explique por qué las mujeres se identifican como vegetarianas y veganas más que los varones". Por ejemplo, el 63% de los veganos son mujeres, mientras que sólo el 37% son hombres.

En cuanto a las ideologías políticas, un mayor conservadurismo parece estar vinculado a ver el vegetarianismo y el veganismo de forma negativa y a justificar el consumo de carne como algo "natural", "necesario", "agradable" y "normal", y los individuos con creencias políticas de derechas están más dispuestos a consumir carne. Por otro lado, los participantes de izquierdas ven el vegetarianismo y el veganismo de forma más positiva, incluso en el contexto ético y medioambiental.

La principal conclusión de la revisión es:

"Algunas personas son más propensas a comprometerse con los animales que otras, entre ellas: las mujeres; quienes valoran menos la masculinidad; tienen actitudes de género menos tradicionales y los hombres que valoran la "nueva masculinidad". Así, las personas de estos grupos pueden ser más receptivas a las intervenciones de reducción de la carne".

Sarah Gradidge, la autora principal, dice:

"Es emocionante presentar la primera revisión bibliográfica exhaustiva y estructurada de la 'paradoja de la carne', y esperamos que sirva de base tanto para la bibliografía sobre la 'paradoja de la carne' como para los comportamientos en el mundo real, como la reducción de la carne. El trabajo será de interés no sólo para los investigadores de la "paradoja de la carne", sino también para las personas y organizaciones que se proponen reducir el consumo de carne e incluso para los propios consumidores de carne que desean comprender mejor su relación psicológica con la carne. Esta revisión es especialmente oportuna, dada la urgente necesidad de reducir el consumo de carne para salvar el medio ambiente, por lo que esperamos que la revisión aporte información a estos esfuerzos."

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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