Investigación genómica: cuna y camino del vino
Karlheinz Knoch, KIT
El modelo más detallado de la evolución y domesticación de la vid hasta la fecha
Esta idea dio lugar a una red de investigadores de 16 países, que no sólo aportaron numerosas vides silvestres y antiguos cultivares de su región, sino también conocimientos sobre su origen e historia. En circunstancias a veces muy difíciles, dada la situación política mundial, se pudo enviar el ADN de más de 3.500 vides, incluidas más de 1.000 formas silvestres, al Laboratorio Estatal Clave para la Conservación y Utilización de Bio-Recursos de la Universidad Agrícola de Yunnan, donde se descifraron los genomas bajo la dirección del Dr. Wei Chen y se ensamblaron en el modelo más detallado de la evolución y domesticación de la vid hasta la fecha. Esta visión de conjunto aporta muchos datos nuevos. Los orígenes de la viticultura se remontan a más de 11.000 años antes de Cristo, en el Cáucaso meridional. La nueva tecnología se extendió muy rápidamente hacia el oeste, a través del Mediterráneo, y los cruces con vides silvestres locales crearon en muy poco tiempo una gran diversidad de variedades de uva, que también pudieron mantenerse mediante la práctica de la propagación por esquejes. Las vides de mesa se desarrollaron a partir de variedades de bayas especialmente grandes en Oriente Próximo hace unos 7.000 años. La domesticación coincidió con cambios climáticos, especialmente con el final de la Edad de Hielo, pero también con el Atlántico cálido y húmedo, un periodo climático comprendido entre el 8 000 y el 4 000 a.C. Los movimientos migratorios humanos que provocó dejaron huellas directas en el genoma de las vides: por ejemplo, genes procedentes de vides de Azerbaiyán y Asia Central se encuentran en vides medievales del suroeste de Alemania.
La colección de vides silvestres del KIT contribuye a dilucidar la evolución de la vid
El KIT no sólo aportó la idea original de este proyecto genómico, sino también su colección única en el mundo de vides silvestres europeas, así como variedades medievales muy antiguas que se habían considerado extintas hasta hace pocos años. "La búsqueda de las distintas vides fue muy emocionante", dice Nick. "Por ejemplo, muchas vides procedían de la excelente colección de Magarach, en Crimea. Los investigadores ucranianos habían huido tras la anexión rusa en 2014 y ahora estaban dispersos, junto con las vides, por todo el mundo." El biólogo de Karlsruhe los localizó en las redes sociales en ruso y los puso en contacto con el equipo de investigación chino. El proyecto del genoma no sólo aclara el pasado de la vid, sino que también apunta al futuro, dice Nick: "De este modo, no sólo hemos registrado toda la biodiversidad de esta especie, sino que también disponemos de toda la información genética para utilizarla de forma selectiva." Actualmente, en el marco del proyecto KliWiReSSe del Alto Rin de Interreg, se están cruzando genes de resistencia climática de vides silvestres con vides cultivadas, con el fin de armar a la viticultura de la región contra las consecuencias del cambio climático. (rli)
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