El control social no conduce a la abstinencia de carne, al contrario
Universität Kassel
La producción de productos de origen animal produce más gases nocivos para el clima que el cultivo de alimentos de origen vegetal; por eso se suele decir que los consumidores deberían comer comida vegetariana o vegana más a menudo para contribuir a alcanzar los objetivos climáticos. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Kassel sugiere ahora que las personas no renuncian -como cabría suponer- a la carne cuando su entorno se entera de su elección alimentaria. Por el contrario, son aún más las personas que se deciden por los productos vegetarianos y veganos.
Eva Weingärtner y la Prof. Dra. Astrid Dannenberg, del Departamento de Economía Ambiental y del Comportamiento de la Universidad de Kassel, llevaron a cabo el experimento. Pidieron a los estudiantes que eligieran qué tipo de bocadillo les gustaría recibir (como supuesto agradecimiento por una tarea realizada): con carne, vegetariano o vegano. Cuatro grupos formados de forma representativa tenían diferentes condiciones marco: Se les recordaba o no el impacto medioambiental de la carne y se les decía que su decisión se haría pública o no. Se recibieron 537 respuestas.
Como era de esperar, esto demostró que el comportamiento podía verse influido por una referencia al balance medioambiental: La probabilidad de elegir el bocadillo con carne descendió 12 puntos porcentuales entre los "informados" como resultado. Sin embargo, esta reducción fue impulsada casi exclusivamente por las mujeres participantes. La proporción de vales de carne descendió del 35% al 15% aproximadamente entre ellas, mientras que sólo bajó del 33% al 27% aproximadamente entre los hombres. "El resultado de que las mujeres parecen ser más flexibles en sus elecciones dietéticas es algo que vemos más a menudo en la bibliografía", afirma Astrid Dannenberg.
El anuncio de la elección, por otra parte, tuvo el paradójico efecto de que no más sino menos participantes eligieran bocadillos vegetarianos o veganos, especialmente cuando el anuncio se combinaba con información sobre el impacto medioambiental. Un número llamativamente elevado de participantes no se comió el bocadillo en absoluto.
Los investigadores señalaron tres posibles razones: "En primer lugar, la preocupación de que el comportamiento moral expuesto pudiera percibirse como forzado. En segundo lugar, la preocupación de que el comportamiento moral pudiera provocar el rechazo de los demás, porque se sentirían sorprendidos y tendrían que cuestionar su propio comportamiento", afirma Eva Weingärtner. Pero también es posible que la perspectiva del control social provoque cierta rebeldía en muchos participantes.
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