Los costes de producción de la carne cultivada podrían disminuir considerablemente con las nuevas células creadas en la Universidad de Tufts
Se consiguió que las células musculares bovinas produjeran sus propias señales de crecimiento, eliminando los costosos ingredientes del proceso de producción
Alonso Nichols, Tufts University
Los factores de crecimiento, ya se utilicen en experimentos de laboratorio o para carne cultivada, se unen a receptores de la superficie celular y proporcionan una señal para que las células crezcan y se diferencien en células maduras de distintos tipos. En este estudio publicado en la revista Cell Reports Sustainability, los investigadores modificaron células madre para que produjeran su propio factor de crecimiento de fibroblastos (FGF), que desencadena el crecimiento de células musculares esqueléticas, del tipo que uno encuentra en un filete o una hamburguesa.
"El FGF no es exactamente un nutriente", explica Andrew Stout, entonces investigador principal del proyecto y ahora Director Científico del Laboratorio de Comercialización de Agricultura Celular de Tufts. "Es más bien una instrucción para que las células se comporten de una determinada manera. Lo que hicimos fue diseñar células madre de músculo bovino para que produjeran estos factores de crecimiento y activaran por sí mismas las vías de señalización."
Hasta ahora, los factores de crecimiento tenían que añadirse al líquido circundante, o medio. Fabricados a partir de proteínas recombinantes y vendidos por proveedores industriales, los factores de crecimiento contribuyen a la mayor parte del coste de producción de la carne cultivada (hasta más del 90%). Como los factores de crecimiento no duran mucho en los medios de cultivo celular, también hay que reponerlos cada pocos días. Esto limita la capacidad de ofrecer un producto asequible a los consumidores. Eliminar ese ingrediente de los medios de crecimiento supone un enorme ahorro de costes.
Stout dirige varios proyectos de investigación en el Laboratorio de Comercialización de Agricultura Celular de la Universidad de Tufts, un espacio incubador de tecnología creado para aprovechar las innovaciones de la universidad y desarrollarlas hasta el punto de que puedan aplicarse a escala industrial en un entorno comercial.
"Aunque hemos reducido considerablemente el coste de los medios, aún hay que optimizarlos para que estén listos para la industria", explica Stout. "Hemos observado un crecimiento más lento con las células modificadas, pero creo que podremos superarlo". Las estrategias pueden incluir el cambio del nivel y el momento de expresión del FGF en la célula o la alteración de otras vías de crecimiento celular. "En esta estrategia, no estamos añadiendo genes extraños a la célula, sólo editando y expresando genes que ya están ahí" para ver si pueden mejorar el crecimiento de las células musculares para la producción de carne. Este enfoque también podría simplificar la aprobación reglamentaria del producto alimenticio final, ya que la normativa es más estricta para la adición de genes extraños que para la edición de genes nativos.
¿Servirá la estrategia para otros tipos de carne, como la de pollo, cerdo o pescado? Stout cree que sí. "Todas las células musculares y muchos otros tipos celulares dependen del FGF para crecer", afirma Stout. Prevé que el método se aplique a otras carnes, aunque puede haber variabilidad en cuanto a los mejores factores de crecimiento que expresar en las distintas especies.
En TUCCA y en otros lugares se sigue trabajando para mejorar la tecnología de la carne cultivada", afirma Kaplan, "explorando formas de reducir el coste de los nutrientes en los medios de crecimiento y mejorando la textura, el sabor y el contenido nutricional de la carne". Los productos ya han obtenido la aprobación reglamentaria para su consumo en EE.UU. y en todo el mundo, aunque los costes y la disponibilidad siguen siendo limitantes. Creo que avances como éste nos acercarán mucho más a ver carne cultivada asequible en nuestros supermercados locales en los próximos años."
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