La frontera invisible: el envasado de alimentos entre la protección y los riesgos ocultos
Los envases alimentarios desempeñan un papel fundamental en la conservación y seguridad de nuestros alimentos. Pero si bien ayudan a proteger nuestros alimentos del deterioro y la contaminación, también albergan riesgos potenciales para la salud.
Necesidad y funciones de los envases alimentarios
Según Sarah Camenisch, portavoz de medios de comunicación de la Oficina Federal de Seguridad Alimentaria y Veterinaria (FSVO), el envasado de alimentos es esencial para protegerlos de influencias externas y garantizar o prolongar su vida útil. "Además, sirve de superficie para aplicar el etiquetado exigido por ley y el envasado es también una importante herramienta de marketing para la industria alimentaria", prosigue la portavoz de la FSVO. En un momento en que los consumidores conceden cada vez más importancia a la calidad y seguridad de sus alimentos, el envasado es, por tanto, indispensable".
Migración de sustancias en los envases
Existen básicamente dos riesgos, explica Sarah Camenisch: "Por un lado, el peligro que representa una sustancia en sí misma y, por otro, el riesgo de que la exposición a esta sustancia pueda provocar un peligro para la salud". Y en el caso de los envases alimentarios en particular, la elección del material de envasado es crucial, ya que las sustancias pueden migrar del envase a los alimentos.
"Esto es especialmente importante en el caso de las sustancias más pequeñas", afirma Sarah Camenisch. Influyen factores como las propiedades fisicoquímicas de las sustancias que migran, el material de envasado, el propio alimento (por ejemplo, el contenido de grasa), la temperatura, el tiempo de almacenamiento y el tamaño del envase. En principio, la transferencia de masa es mayor con alimentos grasos y grandes superficies de contacto en comparación con el peso del alimento, explica Sarah Camenisch. Por ejemplo, película de plástico para carne con alto contenido en grasa o latas de pescado envasadas en aceite.
Riesgos para la salud derivados de los materiales de envasado
Los riesgos para la salud se derivan de sustancias como el bisfenol A (BPA), los ftalatos y los metales pesados, que pueden pasar a los alimentos en determinadas condiciones. El BPA se utiliza en la producción de ciertos plásticos y resinas que se emplean en la fabricación de dispensadores de agua, envases de alimentos o botellas de bebidas reutilizables, o como recubrimientos protectores y revestimientos interiores en latas de conserva y bebidas.
El año pasado, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó un dictamen científico sobre el BPA que, entre otras cosas, consideraba crítico el aumento de células T helper en el bazo que puede provocar el BPA, según la FSVO. Según la declaración, las células T helper desempeñan un papel clave en los mecanismos inmunitarios celulares y un aumento de su concentración en el organismo podría provocar neumonía alérgica y enfermedades autoinmunes. La EFSA también ha emitido un dictamen científico sobre los plastificantes ftalatos, en el que destaca los riesgos potenciales para la salud asociados a ellos, como alteraciones hormonales y efectos tóxicos en los órganos.
Minimizar el riesgo y regular los materiales de envasado
Sin embargo, los consumidores pueden minimizar el riesgo de contaminación manipulando con cuidado los envases de los alimentos. La FSVO aconseja a los consumidores seguir siempre las instrucciones de uso y, por ejemplo, retirar la película protectora de los productos congelados antes de hornearlos. "Además, sólo pueden comercializarse envases seguros: los envases no deben provocar la contaminación de los alimentos", subraya Sarah Camenisch, por lo que la responsabilidad recae tanto en los fabricantes como en los consumidores.
Sin embargo, para garantizar la seguridad e idoneidad de los materiales de envasado, éstos están estrictamente regulados: "El envasado está regulado como una mercancía en la legislación alimentaria", prosigue Sarah Camenisch. Se establecen valores máximos que incluyen un margen de seguridad, prosigue la portavoz de la FSVO: "Esto significa que los valores máximos de las sustancias se fijan tan bajos que no se espera que los consumidores corran ningún riesgo".
Hay requisitos específicos para diversos materiales, como los plásticos, para los que existe una lista exhaustiva de todos los materiales de partida permitidos. Los fabricantes deben comprobar y garantizar el cumplimiento de estos requisitos, mientras que las autoridades cantonales de control se encargan de vigilar su cumplimiento.
Futuras normativas y estándares internacionales
Al mismo tiempo, la FSVO trabaja continuamente en la adaptación y mejora de la normativa para garantizar la protección de los consumidores. "Con los métodos analíticos más modernos, se pueden detectar incluso las cantidades más pequeñas de sustancias que pueden migrar de los envases a los alimentos; por ello, cada vez es más importante encontrar normativas normalizadas para las impurezas, los productos de degradación y los subproductos de los materiales de origen", afirma Sarah Camenisch al describir el reto.
Sin embargo, con la actual revisión de la legislación alimentaria, en la que se introdujeron nuevas normas para las tintas de impresión de los envases, y la prevista regulación más estricta de los bisfenoles como parte de la próxima revisión, la FSVO está demostrando que está preparada para responder a estos retos. Suiza también sigue el principio de examinar las normativas de la Unión Europea y adoptarlas cuando proceda, en particular para los materiales en contacto con los alimentos, como los plásticos.
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