La mayoría de los consumidores desconocen o están poco familiarizados con la agricultura regenerativa

El informe, basado en una encuesta realizada por el Centro de Análisis de la Demanda Alimentaria y Sostenibilidad (CFDAS) de la Universidad de Purdue, evalúa el gasto en alimentos, la satisfacción y los valores de los consumidores, el apoyo a las políticas agrícolas y alimentarias y la confianza en las fuentes de información. Expertos de Purdue realizaron y evaluaron la encuesta, en la que participaron 1.200 consumidores de todo Estados Unidos.

La agricultura regenerativa se refiere a métodos de cultivo que mejoran la salud del suelo, la captura de carbono, la biodiversidad y los recursos hídricos. Alrededor del 43% de los encuestados afirmó no estar "nada familiarizado" con el término "agricultura regenerativa", y otro 28% sólo está "ligeramente familiarizado".

Según el autor principal del informe, Joseph Balagtas, catedrático de Economía Agrícola en Purdue y director del CFDAS, "esto revela una oportunidad para que los productores y los líderes del sector interesados en ampliar las prácticas de agricultura regenerativa en sus explotaciones comuniquen claramente a los consumidores lo que la agricultura regenerativa significa para sus explotaciones".

Brenna Ellison, profesora de Gestión de Agronegocios en Purdue, escribió recientemente en su blog sobre esta falta de comprensión entre los consumidores y la importancia de una comunicación clara si se quiere que la agricultura regenerativa sea algo más que una frase de moda.

Tras presentar a los encuestados la amplia definición de agricultura regenerativa, los investigadores del CFDAS midieron el apoyo o la oposición a la práctica en el contexto de cuatro escenarios hipotéticos. Los dos primeros se referían a la práctica de la agricultura regenerativa en las explotaciones agrícolas estadounidenses y a la adopción voluntaria de sus métodos por parte de los agricultores. Los otros dos escenarios se referían a planes de la industria o del gobierno que ofrecieran incentivos financieros para adoptar las prácticas, pero que darían lugar a precios más altos o impuestos para pagar los incentivos.

"Si bien los consumidores dicen que generalmente apoyan las iniciativas de agricultura regenerativa, el nivel de apoyo disminuye cuando se les da información adicional sobre el costo", dijo Balagtas. Un estudio sobre política educativa publicado en 2018 reveló un resultado similar en el contexto del gasto en educación.

"Comprensiblemente, es probable que la política alimentaria sea menos popular cuando se hace a expensas de los consumidores, que ya están lidiando con los altos precios de los alimentos", dijo Balagtas.

La asequibilidad pesa más que otros atributos que los consumidores consideran beneficiosos de la agricultura regenerativa, como la mejora de la salud del suelo o la reducción del consumo de agua. "Los beneficios de las prácticas agrícolas regenerativas tienen un coste, parte del cual puede recaer en los consumidores de alimentos o en los contribuyentes. Los defensores de la agricultura regenerativa tendrán que considerar la disposición de los consumidores o contribuyentes a pagar por esas prácticas", dijo Balagtas.

El Informe CFI de este mes también evalúa cómo las diferencias educativas se correlacionan potencialmente con ciertos indicadores CFI, como la seguridad alimentaria, los valores, los comportamientos y las creencias. Los grupos educativos se clasifican en bachillerato o menos, algunos estudios universitarios o estudios universitarios de dos años, estudios universitarios de cuatro años y estudios de postgrado.

Los investigadores del CFDAS siguen rastreando las tendencias en los valores alimentarios pidiendo a los encuestados que asignen 100 puntos a seis atributos alimentarios en función de su importancia a la hora de hacer la compra. El sabor y la asequibilidad han sido los atributos más importantes durante los casi tres años en que el centro ha seguido estos datos. Según Elijah Bryant, analista de investigación de CFDAS y coautor del informe, cuando los consumidores toman sus decisiones de compra, lo más importante es el sabor y el precio.

"Entre los valores alimentarios, la nutrición ocupa un lejano tercer lugar, y la sostenibilidad social y medioambiental son los menos importantes", afirma Bryant.

Los consumidores que tienen al menos un título universitario de cuatro años valoran más la nutrición de los alimentos que los que tienen poca o ninguna formación universitaria. Estos últimos valoran más la asequibilidad de los alimentos.

"Del mismo modo, observamos tasas más altas de inseguridad alimentaria entre los que tienen niveles más bajos de educación, con un 31% de los que tienen un título de secundaria o menos informando de inseguridad alimentaria en el hogar", dijo Bryant. "Como la educación está correlacionada con los ingresos, los resultados sobre el valor y la seguridad de los alimentos subrayan la importancia de garantizar que nuestro sistema alimentario sea capaz de suministrar alimentos nutricionalmente adecuados a precios asequibles. De lo contrario, los consumidores podrían desviar más su atención de compra del valor nutricional de sus alimentos en favor de la asequibilidad."

Las expectativas de inflación de los alimentos para los próximos 12 meses bajaron 0,4 puntos porcentuales por segundo mes consecutivo, hasta el 2,8%. Esta cifra se aproxima a la medida actual del índice de precios al consumo del 2,2% de inflación alimentaria.

"Esta caída relativamente sustancial en los últimos dos meses puede indicar que los consumidores se están ajustando a la tasa de inflación más estable que hemos observado desde principios de 2024", dijo Bryant. "Sin embargo, la mayor estimación de los consumidores de la inflación de los alimentos en los últimos 12 meses sugiere que los precios de los alimentos todavía están afectando negativamente a los consumidores."

La respuesta de los consumidores a las afirmaciones sobre el sistema alimentario también revela diferencias según el nivel educativo. A pesar de las pruebas científicas que demuestran la seguridad de los alimentos modificados genéticamente, más de un tercio de los que tienen un título universitario de dos años o menos están en desacuerdo con la afirmación de que los alimentos derivados de organismos modificados genéticamente son seguros para el consumo.

Sin embargo, el 41% de los titulados universitarios de cuatro años y el 51% de los titulados superiores están de acuerdo con esta afirmación.

El índice de confianza CFDAS reveló además que los adultos con estudios universitarios tienden a confiar menos en empresas como McDonald's o Chipotle en lo que respecta a la información sobre alimentos sanos y sostenibles, dijo Bryant.

Los consumidores con menos estudios tienden a confiar en familiares o amigos como fuentes de información sobre alimentos saludables. Por su parte, los consumidores con un alto nivel educativo confían en mayor medida en organizaciones como la Asociación Médica Americana y la Administración de Alimentos y Medicamentos.

El Centro para el Análisis de la Demanda Alimentaria y la Sostenibilidad forma parte del programa Next Moves de Purdue sobre agricultura y sistemas alimentarios y utiliza análisis de datos innovadores compartidos a través de plataformas de fácil uso para mejorar el sistema alimentario. Además del informe Consumer Food Insights Report, el centro ofrece una cartera de cuadros de mando en línea.