Impuesto sobre las bebidas azucaradas: Una inversión en la salud de nuestros hijos
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El estudio, publicado hoy en PLOS Medicine, analizó el impacto de la tasa en los niños en edad de recibir educación y en los de sexto curso, pero no halló ninguna relación significativa entre la tasa y los niveles de obesidad en los niños de sexto curso o en los más pequeños de la clase de recepción.
La obesidad se ha convertido en un problema de salud pública mundial. En Inglaterra, uno de cada diez niños en edad de recepción (de cuatro a cinco años) padece obesidad y esta cifra se duplica a uno de cada cinco niños en sexto curso (de 10 a 11 años). Los niños obesos tienen más probabilidades de sufrir graves problemas de salud, como hipertensión, diabetes de tipo II y depresión en la infancia y en etapas posteriores de la vida.
En el Reino Unido, los jóvenes consumen muchos más azúcares añadidos de los recomendados: al final de la adolescencia, suelen consumir 70 g de azúcares añadidos al día, más del doble de la cantidad recomendada (30 g). Una fuente importante de este consumo son las bebidas azucaradas. Los niños de hogares desfavorecidos tienen más probabilidades de estar en riesgo de obesidad y de ser grandes consumidores de bebidas azucaradas.
En abril de 2018, para proteger a los niños del consumo excesivo de azúcar y abordar la obesidad infantil, los gobiernos del Reino Unido introdujeron un impuesto de dos niveles sobre el azúcar en los refrescos: la tasa de la industria de refrescos. El impuesto estaba dirigido a los fabricantes de las bebidas para incentivarlos a reducir el contenido de azúcar de los refrescos.
Investigadores de la Unidad de Epidemiología del Consejo de Investigación Médica (MRC) de la Universidad de Cambridge realizaron un seguimiento de los cambios en los niveles de obesidad infantil en Inglaterra en el año de recepción y en el sexto año entre 2014 y 2020. Teniendo en cuenta las tendencias anteriores en los niveles de obesidad, compararon los cambios en los niveles de obesidad 19 meses después de la entrada en vigor del impuesto sobre el azúcar.
El equipo descubrió que la introducción del impuesto sobre el azúcar se asoció con una reducción relativa del 8%* en los niveles de obesidad en las niñas de sexto año, lo que equivale a prevenir 5.234 casos de obesidad por año solo en este grupo. La reducción fue mayor en las niñas cuyos colegios estaban en zonas desfavorecidas, donde se sabe que los niños consumen la mayor cantidad de bebidas azucaradas: las que vivían en las zonas más desfavorecidas experimentaron una reducción del 9%.
Sin embargo, el equipo no encontró ninguna relación entre la entrada en vigor del impuesto sobre el azúcar y los cambios en los niveles de obesidad de los niños a partir de la clase de acogida. En los niños de 6º curso no se observó ningún cambio general en la prevalencia de la obesidad.
En palabras de la Dra. Nina Rogers, de la Unidad de Epidemiología del MRC de Cambridge y primera autora del estudio: "Tenemos que encontrar urgentemente la manera de hacer frente al creciente número de niños obesos; de lo contrario, corremos el riesgo de que nuestros hijos crezcan con importantes problemas de salud". Esa fue una de las razones por las que se introdujo en el Reino Unido el impuesto sobre los refrescos. Hemos demostrado por primera vez que es probable que haya contribuido a evitar que miles de niños se vuelvan obesos cada año.
"Sin embargo, no se trata de un panorama sencillo, ya que las principales beneficiarias fueron las niñas mayores. Pero el hecho de que hayamos observado la mayor diferencia entre las niñas de zonas muy desfavorecidas es importante y supone un paso hacia la reducción de las desigualdades sanitarias a las que se enfrentan."
Aunque los investigadores encontraron una asociación más que una relación causal, este estudio se suma a hallazgos anteriores según los cuales la tasa se asoció a una reducción sustancial de la cantidad de azúcar en los refrescos.
La autora principal, la profesora Jean Adams, de la Unidad de Epidemiología del MRC, afirmó: "Sabemos que el consumo excesivo de bebidas azucaradas contribuye a la obesidad y que el impuesto británico sobre los refrescos provocó un descenso de la cantidad de azúcar en los refrescos disponibles en el Reino Unido. Los niños de entornos más desfavorecidos tienden a consumir la mayor cantidad de bebidas azucaradas, y fue entre las niñas de este grupo donde observamos el mayor cambio".
Hay varias razones por las que el impuesto sobre el azúcar no produjo cambios en los niveles de obesidad entre los niños más pequeños, dicen. Los niños muy pequeños consumen menos bebidas azucaradas que los mayores, por lo que el impuesto sobre los refrescos habría tenido un efecto menor. Del mismo modo, los zumos de fruta no están incluidos en el gravamen, pero aportan a la dieta de los niños pequeños cantidades de azúcar similares a las de las bebidas azucaradas.
Sin embargo, no está claro por qué el impuesto sobre el azúcar podría afectar de forma diferente a la prevalencia de la obesidad en niñas y niños, sobre todo teniendo en cuenta que los niños son mayores consumidores de bebidas azucaradas. Una de las explicaciones que proponen los investigadores es el posible impacto de la publicidad: según numerosos estudios, los niños suelen estar más expuestos que las niñas a la publicidad de alimentos, tanto porque ven más la televisión como por la forma en que se presentan los anuncios. La actividad física se utiliza a menudo para promocionar la comida basura, y se ha demostrado que los chicos, en comparación con las chicas, son más propensos a creer que los alimentos basura hipercalóricos que aparecen en los anuncios aumentarán su rendimiento físico y, por tanto, es más probable que elijan productos hipercalóricos y pobres en nutrientes siguiendo las recomendaciones de los famosos.
En el estudio colaboraron investigadores de la Universidad de Cambridge, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, la Universidad de Oxford, el Instituto de Salud Infantil Great Ormond Street y la Universidad de Bath. Contó con el apoyo del National Institute of Health and Care Research y del Medical Research Council.
*Una reducción relativa es la diferencia entre la incidencia prevista de la obesidad si no se hubiera introducido el impuesto sobre el azúcar y la incidencia real.
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