La pulpa de los granos de café se considera un producto de desecho en las plantaciones de café, que suele tirarse o verterse en los ríos, con importantes consecuencias negativas para el cambio climático y el medio ambiente. Macarena San Martín-Ruiz, de la Universidad de Stuttgart, trabaja con Coopetarrazú, la mayor cooperativa de café de Costa Rica, para averiguar cómo la mezcla de pulpa de la fruta y cascarilla (pulpa) puede convertirse en abono orgánico y proteger así el clima.
El café es popular, pero como cualquier producto agrícola, la bebida favorita de Alemania deja una "huella climática": cada kilo de café tostado produce unos buenos cinco kilos de gases de efecto invernadero, y entre 40 y 50 gramos por taza. El "culpable" no es sólo la larga ruta de transporte, sino sobre todo el propio cultivo del café: Alrededor de un tercio de las emisiones se deben a los residuos orgánicos -cáscaras y pulpa- que se generan durante la producción. En las plantaciones de Coopetarrazú se producen 37.000 toneladas de estos residuos en cada temporada de cosecha. Cuando se descomponen, liberan cantidades considerables de metano, un gas de efecto invernadero.
Desde hace cinco años, la cooperativa Coopetarrazú investiga métodos para compostar la pulpa de la fruta y convertirla en abono orgánico. Desde entonces, se han mejorado continuamente para optimizar los nutrientes contenidos en este compost para que puedan ser mejor aprovechados por las plantas. Hace tres años se puso en marcha el proyecto de investigación con la Universidad de Stuttgart, cuyo objetivo principal es perfeccionar la metodología de tratamiento de los subproductos del café.
75% menos de metano
El proyecto se está llevando a cabo con el apoyo de Macarena San Martín-Ruiz, investigadora del Instituto de Ingeniería Sanitaria, Calidad del Agua y Gestión de Residuos (ISWA) de la Universidad de Stuttgart. El investigador de origen chileno debe conseguir que el novedoso método reduzca la liberación del gas de efecto invernadero metano (CH4) en un 75 por ciento, pasando de los actuales 129 g de CH4 por kilo de pulpa de fruta a 20 g de CH4/kg en el futuro. Como resultado adicional del proyecto, la eficiencia de los procesos termófilos durante el proceso de compostaje podría mejorarse en un 38%.
"Las pruebas se realizaron desde Alemania en laboratorios especializados y certificados para evaluar y confirmar los resultados de la calidad del compost tras aplicar la gestión optimizada del compostaje", dijo Macarena San Martín-Ruiz.
Actualmente, el abono orgánico se suministra a unos 5.000 productores de café afiliados a Coopetarrazú. Allí se utiliza para mejorar el suelo, de modo que los agricultores puedan trabajar mano a mano con el medio ambiente para mejorar sus cultivos.
Coopetarrazú es una cooperativa dedicada a la producción y comercialización de café en suelo costarricense y comprometida con la agricultura regenerativa, la protección del medio ambiente y la producción sostenible. Con este proyecto, la cooperativa es pionera, no sólo en Costa Rica, sino también en Centroamérica.
El proyecto está integrado en el Plan Nacional de Descarbonización, la estrategia nacional de bioeconomía así como el Plan Nacional de Compostaje de Costa Rica desarrollado con el apoyo de la Universidad de Stuttgart y la Cooperación Alemana al Desarrollo (GIZ). Fue financiado por NAMA Café, un fondo conjunto del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU) y el Departamento de Energía del Reino Unido (BEIS).
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