La crisis alimentaria debida a la guerra de Ucrania exige una acción del lado de la demanda: menos productos animales, menos residuos y una política agrícola de la UE más ecológica
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"La inseguridad alimentaria mundial no está causada por una escasez de suministro de alimentos. Está causada por una distribución desigual. Hay alimentos más que suficientes para alimentar al mundo, también ahora durante esta guerra. Sin embargo, los cereales se destinan a los animales, se utilizan como biocombustibles o se desperdician en lugar de alimentar a personas hambrientas", afirma Sabine Gabrysch, del PIK, una de las coautoras. "Retirar la normativa medioambiental para aumentar la producción de alimentos no resolvería la crisis. Nos alejaría aún más de un sistema alimentario fiable que sea resistente a futuras crisis y proporcione dietas saludables y sostenibles".
En una declaración firmada por más de 250 expertos de varios países, los científicos proponen tres palancas para hacer frente a los choques a corto plazo y al mismo tiempo garantizar la salud humana y el desarrollo sostenible a largo plazo:
- Acelerar el cambio hacia dietas más sanas con menos productos animales en Europa y otros países de renta alta, lo que reduciría la cantidad de granos necesarios para la alimentación animal;
- Aumentar la producción de leguminosas y hacer más ecológicas las políticas agrícolas de la UE, también para reducir la dependencia de los fertilizantes nitrogenados o del gas natural procedente de Rusia;
- Reducir la cantidad de residuos alimentarios, ya que, por ejemplo, la cantidad de trigo que se desperdicia sólo en la UE equivale aproximadamente a la mitad de las exportaciones de trigo de Ucrania.
Otras medidas a corto plazo por parte de los gobiernos europeos deberían incluir la provisión de fondos al Programa Mundial de Alimentos para la compra de cereales y el mantenimiento del comercio, incluido el comercio de alimentos hacia y desde Rusia, según la declaración. Los sistemas de seguridad social y los bancos de alimentos deben reforzarse en toda la UE para evitar los efectos perjudiciales del aumento de los precios de los alimentos para los hogares pobres.
"Esta terrible guerra nos obliga a replantearnos las prácticas establecidas, especialmente en el sector alimentario, que ya experimenta ahora ondas de choque transmitidas por los mercados y causadas por las perturbaciones en Ucrania y Rusia", afirma Marco Springmann, de la Universidad de Oxford, también coautor. "Discutir los cambios en la dieta frente a la guerra es más significativo de lo que podría parecer a primera vista, de hecho, comer más plantas en lugar de carne podría hacer que hubiera más alimentos disponibles para el mundo, simplemente porque la producción animal es ineficiente. Podemos y debemos reaccionar ante la crisis a corto plazo de forma que también sea adecuada para afrontar las crisis a largo plazo del sistema alimentario mundial."
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