Investigadores identifican marcadores epigenéticos clave en la vulnerabilidad a desarrollar adicción a la comida
Los marcadores epigenéticos afectados en el cerebro del ratón también se alteraron en el plasma de las personas
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La adicción a la comida está relacionada con la ingesta descontrolada asociada a la obesidad y a los trastornos alimentarios. Es un trastorno cerebral complejo, crónico y multifactorial que resulta de la interacción de múltiples genes y factores ambientales. Su prevalencia está aumentando en todo el mundo y no existen tratamientos eficaces.
En un trabajo anterior, los investigadores identificaron los mecanismos neurobiológicos que permiten el desarrollo de la conducta de adicción a la comida. En concreto, identificaron la implicación de determinadas áreas corticales del cerebro en la pérdida de control de la ingesta de alimentos.
"Una vez identificado el mecanismo, nos preguntamos por qué algunos individuos son resistentes, mientras que otros son adictos. Para ello, nos centramos en los factores epigenéticos, es decir, en los factores externos o ambientales que modifican la expresión de los genes", explica Elena Martín.
Una vez identificado el mecanismo, se preguntaron por qué algunos individuos son resilientes, mientras que otros son adictos. Para ello, se centraron en los factores epigenéticos, es decir, en los factores externos o ambientales que modifican la expresión de los genes.
Los científicos seleccionaron poblaciones extremas de roedores adictos y no adictos a la comida. En concreto, buscaron marcadores epigenéticos en zonas de la corteza cerebral relacionadas con esta adicción. Entre los distintos mecanismos epigenéticos que existen, en este caso se centraron en los microARN; pequeñas moléculas de ARN que regulan la expresión de los genes de forma compleja y dinámica.
También examinaron los microARN circulantes en voluntarios sanos y se administró un cuestionario que constituía un instrumento para medir el grado de adicción a la comida. "El hallazgo más fascinante fue que los mismos microARN que estaban afectados en el cerebro del ratón también estaban alterados en el plasma de las personas. Intrigantemente, los mismos microARNs estaban asociados con el grado de adicción a la comida cuantificado mediante este cuestionario", explica José Manuel Fernández-Real.
Bru Cormand y Noèlia Fernàndez, de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona (IBUB), el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD) y el CIBERER explican que "los principales microRNAs identificados están implicados en procesos relevantes para la adicción a la comida, como la digestión de lípidos e hidratos de carbono, los cambios morfológicos en el cerebro, la resistencia a la insulina o incluso la adicción a determinadas sustancias, como las metanfetaminas".
Dentro de esta enfermedad multifactorial con múltiples expresiones, han identificado dos componentes principales de la alteración del comportamiento: la alta motivación para obtener comida y la búsqueda compulsiva, a pesar de los efectos negativos de dicha conducta. "Curiosamente, hemos visto que dos cambios epigenéticos específicos parecen ser responsables de estas señas de identidad conductuales de la enfermedad", señala Rafael Maldonado. "Las similitudes entre los resultados en ratones y en humanos dan un importante valor traslacional al estudio. El papel de la epigenética en la vulnerabilidad a la adicción a la comida abre la puerta a la identificación de biomarcadores para el diagnóstico precoz de la enfermedad y la búsqueda de futuras terapias mediante la modificación de la expresión de miRNA", concluye.
Las investigadoras Alejandra García Blanco, Laura Domingo-Rodriguez, Judit Cabana Domínguez y Noèlia Fernàndez-Castillo son las primeras autoras del artículo. También han participado en el estudio científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER), el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu, el Centro de Regulación Genómica, la Universidad de Vilnius (Lituania), el University College Cork (Irlanda) y el Teagasc Food Research Centre (Irlanda).
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