Agitar el vino en la copa, sostenerlo a contraluz y olerlo. Hay muchos criterios que determinan la calidad del vino. No sólo es importante cuando el vino ya está embotellado y en las estanterías del supermercado, sino sobre todo durante la producción, cuando todavía está fermentando. Sin embargo, sobre todo para las bodegas pequeñas y medianas, es casi imposible controlar la fermentación del vino. "Muchos viticultores confían en su experiencia y huelen el vino, por ejemplo", dice Sarah Di Nonno, que investiga sobre este tema en la Cátedra de ingeniería de bioprocesos del profesor Dr. Roland Ulber en la Universidad Técnica de Kaiserslautern. "Pero incluso esta experiencia no puede sustituir un análisis de diversos parámetros". En las propias bodegas no suele haber espacio suficiente ni medios económicos para un laboratorio de análisis in situ. "Este tipo de procedimiento también es largo y costoso, ya que hay que enviar las muestras a laboratorios importantes". Si algo va mal en el vino, se pierde un tiempo valioso para corregir la fermentación.
Por ello, el equipo de Di Nonno y Ulber está trabajando en un sistema de análisis sencillo y que ocupa poco espacio, que los viticultores pueden utilizar in situ. Este sistema es el llamado foto y fluorímetro, que está pensado para ser utilizado como dispositivo portátil en la bodega. Dispone de una cámara en la que se introduce la muestra de vino. Unos LEDs generan luz de una longitud de onda específica en un lado de la cámara, que se envía a través de la muestra. "En el otro lado hay un fototransistor, un sensor de luz que mide la cantidad de luz absorbida", explica Di Nonno.
En el caso de los fotómetros más grandes, se utiliza todo el espectro de la luz. "Esto, sin embargo, es demasiado costoso en este caso, por lo que sólo nos concentramos en longitudes de onda únicas". Los investigadores utilizan un nuevo método de cálculo, en el que bastan ocho secciones de este espectro, para calcular el curso de la curva y así determinar directamente el color del vino. Para el método original de determinación del color se necesitan 90 valores medidos, por lo que el equipo sólo se centra en longitudes de onda únicas. "Este cálculo funciona. Todavía tenemos que integrarlo en la cámara en un próximo paso", continúa Di Nonno.
No sólo el color del vino, sino también otros parámetros son interesantes para vigilar su calidad. Por ejemplo, el contenido de histamina, la concentración de bacterias lácticas, la estabilidad de las proteínas o la viabilidad celular de la levadura, es decir, cuántas células de levadura vivas hay en la población. Este es otro ámbito que se está investigando actualmente. El equipo de Kaiserslautern colabora estrechamente con sus colegas del campus del vino de Neustadt en este tema.
El proyecto "Desarrollo de un sistema de análisis por smartphone para el control de procesos en la producción de vino y en la industria biotecnológica" está financiado por la Federación Alemana de Asociaciones de Investigación Industrial (Arbeitsgemeinschaft industrieller Forschungsvereinigungen, AiF). En general, el proyecto pretende desarrollar un kit de pruebas para que los viticultores puedan comprobar fácilmente la calidad del vino.
El sistema de pruebas ocupa poco espacio y puede utilizarse fácilmente en la bodega.
TUK/Koziel
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