Integrar la biodiversidad en las cadenas de suministro tropicales es posible: presentación de métodos y medidas

Se mencionan como factores de éxito los criterios eficientes en las normas alimentarias y los métodos prácticos para tomar medidas eficaces en la agricultura.

01.06.2023 - Alemania

Durante unos cuatro años y medio, expertos de la Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit GIZ, el Fondo Mundial para la Naturaleza (GNF) y la Fundación Lago de Constanza han estado desarrollando y probando enfoques eficaces para integrar medidas de biodiversidad en las plantaciones, tomando como ejemplo los plátanos y las piñas de Costa Rica y la República Dominicana. En un simposio celebrado en Fráncfort, unos ochenta representantes del sector hicieron balance de los resultados.

© MartinKaemper.de / Food for Biodiversity

El Dr. Thomas Schaefer presenta el proyecto "Del Campo al Plato

Los criterios eficientes de biodiversidad en las normas de sostenibilidad existentes de la industria alimentaria se identificaron como la medida más acertada. Normas como Rainforest Alliance, Fairtrade y Sustainably Grown en la agricultura convencional, Naturland y Demeter en la ecológica cuentan ahora con criterios exhaustivos que abordan eficazmente la protección de la biodiversidad. "Con hasta un 90% de plátanos certificados y probablemente bastante más del 50% de piñas, podemos hablar con razón de integración", afirma Thomas Schaefer, responsable de conservación de la naturaleza y coordinador del proyecto en GNF. La nueva norma Naturland, presentada por Eva Kohlschmidt, muestra lo amplios que pueden ser estos criterios. Además de la prohibición de la deforestación desde el año 2000, el cultivo en agrosilvicultura es obligatorio en muchos cultivos permanentes tropicales.

Igualmente exitoso y concreto en su aplicación es el Biodiversity Check Agricola (BCA), que hasta ahora han llevado a cabo más de 150 explotaciones que ahora aplican un Plan de Acción para la Biodiversidad (PAB). Alrededor de 45.000 hectáreas de tierra -tantas como las que se necesitan para cultivar los plátanos y las piñas que se consumen en Alemania- se están desarrollando o gestionando gradualmente de forma más respetuosa con la biodiversidad. "El BCA ha demostrado ser un método pragmático y práctico tanto para las grandes plantaciones como para las cooperativas de pequeños agricultores", explica Marion Hammerl, experta de la Fundación Lago de Constanza e impulsora del proyecto Del Campo al Plato.

El enfoque paisajístico que persiguen ahora Campo al Plato y otros proyectos también es prometedor. Ralf Buß, responsable de proyectos de la GIZ en Ecuador, presentó dos iniciativas con grupos indígenas en Colombia y Ecuador, en las que se integran medidas de biodiversidad en los sistemas agrícolas tradicionales para combatir la degradación y la pérdida de biodiversidad en todos los productos, en lugar de trabajar con plantaciones individuales proyecto por proyecto. Los corredores de biotopos de Costa Rica y la República Dominicana, en cuya implantación invierten empresas de toda la cadena de valor del plátano y la piña, siguen el mismo planteamiento.

Enfoques normativos como el Reglamento de la UE sobre deforestación y la Ley de la UE sobre la cadena de suministro crean igualdad de condiciones para todas las empresas. Esto mejora las oportunidades de mercado para las empresas que ya están aplicando medidas de sostenibilidad y que hasta ahora han estado en desventaja competitiva porque los costes de los productos suelen ser más elevados. Así lo explicó Franziska Rau, asesora para la libertad de deforestación de la GIZ. Al mismo tiempo, plantean importantes retos de aplicación para las empresas productoras de los países del Sur global. Aún no se ha aclarado suficientemente la distribución de los costes de cumplimiento a lo largo de las cadenas de suministro. Martin Schüller, responsable de Política de Desarrollo, Clima y Medio Ambiente de Fairtrade, subrayó que estos costes no pueden recaer únicamente en los pequeños agricultores.

La interacción entre la oferta y los precios en el comercio minorista de alimentos y la demanda de productos sostenibles y respetuosos con la biodiversidad por parte de los consumidores tampoco está aún resuelta. Las encuestas confirman que los consumidores están cada vez más dispuestos a contribuir a los costes de la producción sostenible. En el segmento del mercado convencional, en particular, los minoristas de alimentos aún no aprovechan suficientemente esta disposición para permitir que los productores obtengan precios adecuados que cubran los costes y el valor añadido de un producto cultivado de forma respetuosa con la biodiversidad. Esto es diferente en el comercio justo y la agricultura ecológica, especialmente en el caso de los productos de asociación, donde los productores pueden conseguir precios adecuados.

En general, los iniciadores del proyecto hacen un balance positivo. Los objetivos del proyecto y los impactos asociados se lograron, a pesar de las dificultades del entorno. El Cheque Biodiversidad Agrícola y la formación de gestores de plantaciones están anclados en diversas organizaciones y seguirán aplicándose. Las empresas pueden seguir participando financieramente en la implantación de los corredores de biotopos y ponerse en contacto con los socios del proyecto.

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