Un supermercado virtual en pro del bienestar animal
Un estudio indica que los empujones suaves pueden cambiar el comportamiento de compra
© ILR/Uni Bonn
Nudging describe el acto de empujar o empujar a alguien en una dirección determinada. En el campo de la economía, se utiliza para describir medidas que pueden influir en el comportamiento humano de forma suave, sin prohibir cosas ni ofrecer incentivos monetarios. "Probamos esta estrategia en un supermercado virtual", explica la Dra. Nina Weingarten, del Instituto de Economía Alimentaria y de los Recursos de la Universidad de Bonn. "Queríamos averiguar si podía motivar a los consumidores a prestar más atención a los aspectos relacionados con el bienestar animal al hacer la compra".
Los alimentos producidos según normas estrictas de bienestar animal sólo han tenido un éxito moderado hasta ahora en Alemania. Es poco probable que esto se deba a la falta de información, ya que ahora existen varias etiquetas ecológicas y en los últimos años se ha utilizado un sistema de etiquetado de la cría de animales en cuatro fases para etiquetar los envases de muchos productos cárnicos en rojo, azul, naranja o verde. No obstante, los productos de bienestar animal siguen considerándose artículos de nicho en muchos surtidos de los supermercados. Como resultado, sólo el 13% de los productos cárnicos ofrecidos en los supermercados se producen de acuerdo con normas de cría que superan las directrices legales mínimas.
Huellas en el suelo como guía
"Por tanto, queríamos comprobar si era posible mejorar las ventas de productos relacionados con el bienestar animal aumentando su disponibilidad y visibilidad", explica Weingarten. Para ello, los investigadores utilizaron dos supermercados digitales en forma de simulaciones 3D con gráficos basados en videojuegos modernos. Los clientes veían las estanterías desde una perspectiva en primera persona y podían coger y examinar los productos desde todos los ángulos, colocarlos en su carrito de la compra y finalmente comprarlos al final. "Sin embargo, la decisión de compra era sólo hipotética", explica la profesora Monika Hartmann, directora del Departamento de Investigación de Mercados Agrícolas y Alimentarios de la Universidad de Bonn. "No se esperaba que los participantes pagaran realmente por sus compras y no se les entregaron después productos reales".
Los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos. A un grupo se le pidió que hiciera la compra en un supermercado convencional, mientras que el otro grupo visitó un supermercado que contenía varios elementos de estímulo. Por ejemplo, unas marcas en el suelo con forma de huellas guiaban a los clientes a una "estantería especial para el bienestar animal". "Los consumidores de este grupo podían encontrar carne, leche y huevos producidos con normas estrictas de bienestar animal en una ubicación central, en un estante adicional", explica Weingarten. También se colocaron grandes pancartas en distintos lugares para informar a los clientes de la existencia de esta estantería adicional. La implantación fue todo un éxito: Por término medio, el grupo "nudging" eligió productos de bienestar animal casi dos veces más que el grupo de control.
Se necesitan más estudios
Aún no está claro hasta qué punto pueden trasladarse los resultados a la compra de alimentos reales. "Muchas personas son extremadamente sensibles al precio y los productos para el bienestar animal suelen ser bastante más caros", explica la psicóloga. "En nuestro experimento, sin embargo, sospechamos que esto sólo jugó un papel menor porque las compras eran sólo virtuales". No obstante, los datos del estudio mostraron que los clientes sensibles al precio también seleccionaban con menos frecuencia los productos de protección animal más caros en los mostradores digitales del supermercado que los clientes menos sensibles al precio. Así pues, se comportaron de forma similar a lo que cabría esperar también en la realidad.
En este contexto, también resultó interesante otro aspecto: Estos sujetos sensibles al precio también se vieron influidos por las medidas de nudging y compraron más alimentos producidos según normas estrictas de bienestar animal. Así pues, parece que estos suaves codazos también tuvieron efecto en estas personas. "Sin embargo, tenemos que realizar más estudios para ver hasta qué punto son fiables estos efectos", afirma el profesor Hartmann. Además, hasta ahora se ha investigado poco si los codazos tienen un efecto a largo plazo o si el efecto de estas medidas desaparece rápidamente. "Esta es otra pregunta a la que aún no podemos responder".
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