No comer puede dificultar la pérdida de peso

Los alimentos que normalmente ofrecen un valor nutritivo suficiente ya no se perciben como suficientemente gratificantes

04.06.2024
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En experimentos de comportamiento con la mosca de la fruta Drosophila melanogaster, un equipo de investigadores del Instituto de Zoología de la Universidad de Colonia estudió el control de la ingesta de alimentos en el cerebro. Al igual que en los humanos, moléculas similares a la insulina regulan la ingesta de alimentos en la mosca de la fruta. En ello influye, entre otras cosas, un sistema de neurotransmisores que media en las decisiones. El sistema utiliza el neurotransmisor octopamina, una molécula relacionada con la noradrenalina. El neurotransmisor determina si los recuerdos de la ingesta de carbohidratos se almacenan en la memoria a largo o a corto plazo. Esta decisión se toma en función del nivel de reservas internas de energía, lo que a su vez influye decisivamente en el comportamiento alimentario en el futuro. El estudio, dirigido por la profesora Dra. Henrike Scholz, se ha publicado en la revista eLife con el título "Octopamine integrates the status of internal energy supply into the formation of food-related memories".

Los investigadores estudiaron cómo el ayuno leve y la reducción de los niveles de glucógeno en el tejido adiposo y muscular afectan a la percepción de los carbohidratos en las moscas de la fruta. El glucógeno, la forma de almacenamiento de la glucosa, se almacena en el tejido adiposo y se utiliza en gran medida como energía en los músculos. La información sobre las reservas energéticas de estos tejidos es integrada en el sistema de toma de decisiones por la octopamina e influye en la biomecánica del cerebro.

Estudios anteriores han demostrado que comer en exceso puede provocar un aumento de los niveles de glucógeno en animales y seres humanos. En el experimento, se modificó genéticamente a las moscas de la fruta para que tuvieran un mayor nivel de glucógeno. Durante el ayuno, el aumento de las reservas de energía da lugar a la formación de una memoria muy estable que no desaparece cuando se vuelven a consumir alimentos. Esto también ocurre si el valor nutritivo de la siguiente comida es realmente suficiente para compensar los déficits causados por el ayuno. El recuerdo desencadena un aumento de la ingesta de alimentos.

Si el nivel de glucógeno era muy alto, la ingesta de carbohidratos en el experimento sólo provocaba un efecto de recompensa bajo en el cerebro. Este efecto reducido alimentaba el deseo de seguir comiendo. Si la ingesta de alimentos era suficiente o había suficiente energía en el animal, el sistema de toma de decisiones suprimía a su vez la formación de ese recuerdo más duradero en relación con la fuente de alimento. Esto era independiente del contenido en carbohidratos del alimento o de si estaba enriquecido en proteínas. En general, el nivel de glucógeno no influyó en la forma en que las moscas de la fruta evaluaron los alimentos enriquecidos en proteínas.

Recuerdos de los carbohidratos: antes útiles, ahora perjudiciales

Dependiendo del nivel de energía, la octopamina es responsable del tipo de memoria que se forma en respuesta a la ingesta de alimentos: los alimentos que normalmente ofrecen un valor nutritivo suficiente dejan de percibirse como suficientemente gratificantes. El resultado puede ser comer en exceso, independientemente del valor nutricional o del tipo de alimento.

En la antigüedad, cuando la comida era un recurso limitado o escaso, este mecanismo puede haber servido para acumular reservas de energía cuando había comida disponible. En épocas de excedente alimentario, el recuerdo duradero de una fuente de carbohidratos puede favorecer una ingesta excesiva de alimentos y contribuir así al desarrollo de la obesidad", afirma Henrike Scholz, primera autora del estudio.

No hay estudios que prueben un mecanismo similar en humanos, pero como las moléculas implicadas son muy parecidas en moscas de la fruta y humanos, el equipo de investigación sugiere que el mecanismo funciona de forma similar. Por tanto, los resultados podrían explicar por qué es difícil adelgazar: si el recuerdo del efecto gratificante de la comida dura más que el efecto gratificante y saciante de la ingesta real de alimentos, esto puede llevar a un aumento de la ingesta de comida. Scholz concluye: En el futuro, podría ser importante averiguar cómo borrar esta memoria duradera para que perder peso sea más fácil".

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