La moral es clave en la opinión de los consumidores sobre la carne cultivada en laboratorio, según un estudio

Un estudio sugiere que los valores morales de las personas podrían limitar su consumo de carne cultivada en laboratorio.

22.07.2024
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Las personas que afirman que vivir una vida natural es moralmente importante para ellas son más propensas a rechazar la carne cultivada en laboratorio -también conocida como carne cultivada- que las que no lo hacen, según muestra una investigación.

El estudio sobre los valores morales de las personas y sus actitudes hacia la carne cultivada a partir de células animales como alternativa a la cría de animales reveló que quienes declaraban preocuparse más por el valor moral de la pureza eran menos propensos a creer que la carne cultivada era buena, y más propensos a considerarla antinatural.

Sorprendentemente, el valor moral de no hacer daño a las personas o a las cosas no se relacionó de forma consistente con la opinión positiva o negativa de la gente sobre la carne de cultivo, que a menudo se comercializa como una alternativa ética a la carne de granja.

Los investigadores afirman que los resultados ayudan a comprender los sentimientos y las cuestiones éticas que pueden hacer que la gente se oponga a la carne cultivada en laboratorio, una industria emergente cuyo valor se estima en 3.100 millones de dólares.

Investigadores de las Universidades de Edimburgo, Queensland (Australia) y Nacional Australiana (ANU) encuestaron a más de 1.800 adultos de EE.UU. y Alemania sobre sus percepciones y actitudes hacia la carne cultivada y sus valores morales en general.

Utilizaron un enfoque de psicología social para evaluar los valores morales de los individuos en función de cinco categorías: evitar el sufrimiento o los cuidados, actuar de forma recíproca o justa, lealtad a un grupo, respetar las jerarquías y la autoridad, y comportarse con pureza.

Utilizaron cuestionarios y modelos estadísticos para evaluar hasta qué punto los valores morales podían predecir las actitudes hacia la carne de cultivo, que se cultiva a partir de células animales en laboratorios y que varias empresas están preparando para una mayor producción en fábricas.

Los resultados muestran que, más allá de los retos normativos a los que se enfrenta el sector en desarrollo de la carne de cultivo, es posible que haya que superar algunas actitudes de los consumidores para que sea ampliamente aceptado. Los investigadores descubrieron que los que apoyaban el valor moral de la pureza eran más propensos a tener opiniones negativas hacia la carne de cultivo que los que no lo hacían.

Y ello incluso teniendo en cuenta factores como el nivel socioeconómico, las opiniones políticas y la edad.

Los investigadores afirman que los resultados ponen de relieve el papel de las emociones y los valores morales en el rechazo de la carne de cultivo, cuyo consumo sólo está autorizado actualmente en determinados países.

En palabras del Dr. Matti Wilks, de la Facultad de Filosofía, Psicología y Ciencias del Lenguaje de la Universidad de Edimburgo: "La carne de cultivo se promueve como una forma potencial de abordar algunas de las preocupaciones éticas y medioambientales asociadas a la ganadería industrial. Esta investigación ofrece un primer paso hacia la comprensión de qué valores morales podrían sustentar las actitudes hacia la carne de cultivo, y qué sentimientos o preocupaciones éticas podrían alejar a la gente de ella".

El estudio se publica en la revista Appetite.

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