comida "insalubre" durante el cierre de COVID-19
Cómo influyen las interacciones sociales y el estado de ánimo en la conducta alimentaria
Durante el primer encierro de COVID-19, investigadores de la Universidad de Viena estudiaron la influencia del estrés, el estado de ánimo y las interacciones sociales en los hábitos alimentarios "poco saludables" de casi 800 participantes de Austria, Italia y Alemania. Contrariamente a lo esperado, los resultados mostraron que un estado de ánimo bajo y pocas interacciones sociales conducían a un menor consumo de comidas "poco saludables". A su vez, el consumo de este tipo de comidas parecía ayudar a mantener las emociones positivas y reducir el estrés, pero no contrarrestaba el bajo estado de ánimo. Estos resultados subrayan el papel de la comida para afrontar los retos emocionales. El estudio, dirigido por las psicólogas Ana Stijovic y Giorgia Silani, de la Universidad de Viena, se ha publicado ahora en la revista Biological Psychiatry.
En estudios anteriores, los bloqueos de COVID-19 se han relacionado con un aumento de comportamientos poco saludables, como comer de forma poco sana. Sin embargo, hasta ahora no estaba clara la causa psicológica de tales comportamientos. La alimentación poco saludable se consideraba un posible intento de hacer frente a las restricciones en los hábitos sociales. En su nuevo estudio, los científicos han investigado ahora la conexión entre el estrés agudo, el estado de ánimo, las interacciones sociales y los comportamientos alimentarios poco saludables en la vida cotidiana y han llegado a una conclusión sorprendente.
El equipo, dirigido por Ana Stijovic y Giorgia Silani, del Instituto de Psicología Clínica y de la Salud de la Universidad de Viena, analizó los datos recogidos durante el primer encierro COVID-19 en Austria, Italia y Alemania. Los casi 800 participantes informaron varias veces al día durante siete días consecutivos sobre su estrés actual, estado de ánimo, deseo de alimentos ricos en azúcar, grasa y sal, consumo y disfrute de tales alimentos y cantidad y calidad de las interacciones sociales. Los científicos preguntaron por alimentos como el chocolate, las patatas fritas, la comida rápida, los dulces y el queso. Con este análisis, los científicos refutaron hipótesis anteriores.
"En contra de lo que esperábamos, los resultados mostraron que el estado de ánimo positivo y la cantidad y calidad de las interacciones sociales se asociaban a un mayor consumo y disfrute de alimentos "poco saludables", mientras que el estado de ánimo negativo y un menor número de contactos sociales se asociaban a un menor consumo y disfrute", explica Giorgia Silani. "Las comidas compartidas desempeñan un papel importante en el fomento de los vínculos sociales. En tales ocasiones sociales se ofrece más comida que en entornos privados, y probablemente por eso también aumenta el consumo. Además de comer, descubrimos que un menor número de interacciones sociales también se asociaba a un menor consumo de otras recompensas diversas, como ver la televisión o fumar."
Al mismo tiempo, el consumo de alimentos "poco saludables" se asociaba a una reducción del estrés y una mayor serenidad. Esto sugiere que los alimentos "poco saludables" se siguen utilizando para regular el estado de ánimo. Pero: "La comida se utilizaba para mantener un estado de ánimo ya positivo, no tanto para levantar un estado de ánimo negativo", dice Silani. Estos resultados ilustran la compleja interacción entre los factores afectivos y sociales que influyen en el comportamiento alimentario "poco saludable".
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