Los restos de comida tienen una nueva y audaz vida
University of Tokio
Los residuos alimentarios industriales y domésticos en todo el mundo ascienden a cientos de miles de millones de libras esterlinas al año, de las cuales una gran parte son restos comestibles, como las cáscaras de frutas y verduras. Esta práctica insostenible es costosa y poco respetuosa con el medio ambiente, por lo que los investigadores han buscado nuevas formas de reciclar estos materiales orgánicos para convertirlos en productos útiles.
"Nuestro objetivo era utilizar algas y restos de comida comunes para construir materiales que fueran al menos tan resistentes como el hormigón", explica Yuya Sakai, autor principal del estudio. "Pero como estábamos utilizando residuos de alimentos comestibles, también nos interesaba determinar si el proceso de reciclaje afectaba al sabor de los materiales originales".
Los investigadores tomaron prestado el concepto de "prensado térmico" que se suele utilizar para fabricar materiales de construcción a partir de polvo de madera, con la diferencia de que utilizaron como polvos constituyentes restos de alimentos pulverizados y secados al vacío, como algas, hojas de col y cáscaras de naranja, cebolla, calabaza y plátano. La técnica de procesamiento consistía en mezclar el polvo de alimentos con agua y condimentos, y luego presionar la mezcla en un molde a alta temperatura. Los investigadores probaron la resistencia a la flexión de los materiales resultantes y controlaron su sabor, olor y aspecto.
"Con la excepción de la muestra derivada de la calabaza, todos los materiales superaron nuestro objetivo de resistencia a la flexión", afirma Kota Machida, uno de los colaboradores principales. "También descubrimos que las hojas de col china, que producían un material más de tres veces más resistente que el hormigón, podían mezclarse con el material más débil a base de calabaza para proporcionar un refuerzo eficaz".
Los nuevos y robustos materiales conservaban su naturaleza comestible, y la adición de sal o azúcar mejoraba su sabor sin reducir su resistencia. Además, los productos duraderos resistieron a la putrefacción, los hongos y los insectos, y no experimentaron cambios apreciables en su aspecto o sabor tras ser expuestos al aire durante cuatro meses.
Dado que el desperdicio de alimentos es una carga económica mundial y una preocupación medioambiental, es crucial desarrollar métodos para reciclar los restos de comida. El uso de estas sustancias para preparar materiales lo suficientemente resistentes para proyectos de construcción, pero que también mantengan su naturaleza y sabor comestibles, abre la puerta a una amplia gama de aplicaciones creativas a partir de una sola tecnología.
Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.