La gente está dispuesta a pagar más por un café ético y ecológico, según un metaanálisis
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"Oímos en los medios de comunicación o a veces leemos en el periódico que cada vez hay más logotipos de ecoetiquetado en el mercado, y que estos logotipos a veces están relacionados o incluso se parecen. Esto puede reducir la confianza de los consumidores y su disposición a pagar con el tiempo", afirma el primer autor, Nizam Abdu, candidato a doctor y asistente de investigación en la Universidad de Tasmania (Australia). "Sin embargo, nuestros resultados muestran que los consumidores de café de algunos países seleccionados siguen estando dispuestos a pagar una prima positiva y significativa por el ecoetiquetado".
La enorme influencia social, cultural y económica del café, que es la bebida preferida de muchas personas, lo convierte en un candidato ideal para el ecoetiquetado, un sistema que identifica y certifica determinados productos con beneficios éticos y medioambientales. Entre las ecoetiquetas de café más comunes se encuentran la ecológica, el etiquetado del país de origen (COOL) y el comercio justo (una certificación de que los trabajadores reciben salarios justos y condiciones laborales seguras) y su objetivo es ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas sobre la seguridad alimentaria, la salud y el impacto medioambiental. Sin embargo, es posible que el hecho de tener demasiadas opciones de ecoetiquetas confunda a los compradores, haciéndoles evitar la compra de café con ecoetiqueta.
Muchos estudios anteriores han tratado de cuantificar la opinión del público sobre los distintos tipos de ecoetiquetado del café. Pero los estudios han variado drásticamente en sus estimaciones de cuánto están dispuestos a pagar los consumidores: algunos descubrieron que la gente está dispuesta a pagar más, mientras que otros sugieren que la gente en realidad está menos dispuesta a pagar por el ecoetiquetado. Por ello, ha sido un reto presentar una conclusión estandarizada sobre la eficacia general de las ecoetiquetas.
Abdu y su coautor se propusieron subsanar esta carencia. Combinaron los datos de 22 estudios de los últimos quince años, formando un conjunto de datos de 97 observaciones en Europa, América del Norte, África y Asia. Con su metaanálisis, querían entender qué factores dan lugar a la gran variedad de estimaciones de precios y determinar de una vez por todas si los consumidores están dispuestos a pagar más por el ecoetiquetado del café.
Los investigadores descubrieron que la variación de los estudios anteriores se reducía a unos pocos factores: la región o el país estudiado, los métodos de encuesta, los tipos de ecoetiquetas y el sesgo de publicación, es decir, la tendencia a publicar sólo los estudios con el resultado deseado. Por ejemplo, los resultados de los estudios se veían afectados cuando los participantes en la encuesta elegían entre un sí y un no sobre el café que comprarían, mientras que cuando se les daban opciones y limitaciones presupuestarias.
Sin embargo, después de tener en cuenta estos factores, se comprobó que, en general, el ecoetiquetado funcionaba como se pretendía: la gente estaba dispuesta a pagar por un café socialmente responsable.
"En general, los consumidores están dispuestos a pagar un precio superior de 1,36 dólares por una libra de café con etiqueta ecológica. En particular, vemos claramente que el café ecológico es el atributo más importante", dice Abdu. Las ecoetiquetas específicas de Comercio Justo, COOL y Orgánico tuvieron valores significativamente mayores que cero, pero la ecoetiqueta Orgánica tuvo el valor más alto de las tres: la gente estaba dispuesta a pagar 1,14 dólares más por libra de café sólo por la ecoetiqueta Orgánica.
Dicho esto, la actitud de los consumidores seguía variando en función de factores como la ubicación. Por ejemplo, en comparación con otras regiones, la gente estaba menos dispuesta a pagar más por el café con etiqueta ecológica en Norteamérica, lo que puede sugerir que la preferencia por este sistema de etiquetado varía según las regiones. Los investigadores también se sorprendieron al descubrir que, aunque a la gente le importaba la procedencia de su café, no necesariamente prefería el que se producía cerca de ellos. "Esperaba que los consumidores prefirieran el café producido localmente", afirma.
Sin embargo, los autores afirman que su hallazgo sigue sugiriendo una clara preferencia de los consumidores por ciertos tipos de ecoetiquetado. Abdu afirma: "Nuestros resultados son un buen indicador de que la política de ecoetiquetado del café está funcionando en el mercado mundial del café."
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