La comida con cara no se come con gusto
Universität Innsbruck
Conceptos enteros de marketing y publicidad se basan en el llamado "antropomorfismo", como lentejas o huevos de chocolate, patatas fritas, croquetas, etc. con rasgos humanos. Se basan en numerosos estudios que demuestran el efecto promotor de las ventas de los productos antropomorfizados. Por eso, cuando en 2015 apareció un estudio que demostraba que la gente no solo compraba más, sino que de hecho comía más galletas con caras pintadas, el experto en marketing Roland Schroll, del Instituto de Gestión Estratégica, Marketing y Turismo, lo encontró "extraño", según declaró a la APA. "Porque personalmente no quiero morder algo con una cara". Por ello, ha empezado a investigar el fenómeno más de cerca.
Inmoral por la posible sensación de dolor
En varias encuestas y experimentos realizados por Schroll en Estados Unidos y Austria, registró la reacción de los consumidores ante los alimentos con rasgos humanos. En el proceso, demostró que a los consumidores no les gusta tanto comerlas. "Cuando los productos se humanizan, les atribuimos características humanas y les damos la capacidad de sentir dolor", dijo Schroll. Por lo tanto, comerlos parece inmoral.
Realizó varios estudios con manzanas humanizadas y normales. Los participantes en la prueba informaron de que tenían menos ganas de comer una manzana después de haber visto un anuncio con una manzana con rasgos faciales. También disfrutarían menos de la manzana. Si a otras personas de la prueba se les ofrecían lentejas de chocolate con y sin cara, era más probable que eligieran las que no tenían cara.
En otro experimento, se pidió a los participantes en la prueba que imaginaran las compras navideñas, pudiendo elegir entre un pan de jengibre con forma de abeto y una figura humana. Esto demostró que la gente era más propensa a comprar el hombre de jengibre. Sin embargo, cuando a las personas de la prueba se les presentó el pan de jengibre con estas dos formas, prefirieron el árbol.
Especialmente las personas de "corazón caliente" tienen escrúpulos
Estos efectos se observaron principalmente en las personas que se clasificaron a sí mismas como de "corazón cálido". En cambio, los que se autocalificaron como "de corazón frío" tuvieron menos problemas para morder la comida con la cara.
Dado que el estudio publicado en 2015 que despertó el interés de Schroll por estas cuestiones se realizó en Corea del Sur, ha demostrado en otros experimentos que no forman parte de la publicación actual que el fenómeno también depende del grupo cultural. En las culturas asiáticas, la humanización tendría un efecto positivo en el consumo, mientras que en Occidente tendría un efecto más negativo, señaló.
Las consecuencias del estudio dependerán de lo que se quiera conseguir, subrayó Schroll: "Si quiero que la gente compre un producto, humanizarlo puede ser una estrategia positiva. Pero si mi objetivo principal es aumentar el consumo de alimentos saludables, por ejemplo, entonces tiende a ser contraproducente".
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