La cartografía del control del tronco cerebral sobre la alimentación podría conducir a mejores tratamientos para la obesidad
Un atlas de circuitos neuronales podría ayudar a predecir los objetivos de los medicamentos para controlar el apetito
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La forma en que se toma esta decisión resulta ser tan fundamental para nuestro bienestar -determinar qué alimentos buscar y evitar- que las señales se coordinan dentro de las partes más primitivas de nuestro cerebro, el tronco cerebral o cerebro posterior. Esta región del cerebro también nos ayuda a decidir cuándo estamos "llenos" y debemos dejar de comer.
Hasta la fecha, los científicos interesados en saber cómo y por qué la gente gana peso y las enfermedades que pueden derivarse de comer en exceso y la obesidad se han centrado en una parte del cerebro llamada hipotálamo, tras los descubrimientos de dos sistemas entrelazados que desempeñan un papel importante en el control del equilibrio energético, los sistemas de la leptina y la melanocortina.
Un artículo publicado en la revista Nature Metabolism mira fuera de esta región del cerebro y revisa las distintas vías cerebrales que se reúnen en el tronco cerebral para controlar el comportamiento alimentario, utilizando una técnica que ofrece una mirada imparcial a las neuronas implicadas.
"Todo lo que hace el hipotálamo acaba convergiendo en el tronco cerebral. El tronco encefálico es superimportante en el control de la alimentación porque toma todo tipo de información del intestino, como si el estómago está distendido y si se han ingerido nutrientes, y la integra con la información del hipotálamo sobre las necesidades nutricionales antes de transmitirla a los generadores de patrones rítmicos que controlan la ingesta de alimentos", explica el doctor Martin Myers, profesor de medicina interna y fisiología molecular e integradora y director del Instituto de Diabetes Elizabeth Weiser Caswell.
La reciente revisión se basa en los recientes hallazgos en ratones del laboratorio de Myers, que revelaron la existencia de dos circuitos diferentes de supresión de la ingesta de alimentos en el tronco cerebral -uno que provoca náuseas y asco, y otro que no-, así como en las colaboraciones con su colega Tune Pers, Ph.D., de la Universidad de Copenhague. Pers y su grupo utilizaron el mapeo de células individuales del complejo vagal dorsal, una región del tronco cerebral que media en una serie de procesos inconscientes, como la sensación de saciedad (o asco) después de comer.
El nuevo artículo de revisión, del primer autor Wenwen Cheng, Ph.D., Myers, Pers, y sus colegas, integra estos hallazgos con otros descubrimientos recientes para construir un nuevo modelo de los circuitos neuronales del tronco cerebral y cómo controlan la ingesta de alimentos y las náuseas.
"Tomar toda esta información en conjunto nos permite predecir qué conjunto de neuronas controlan tal o cual función", afirma Myers.
Señala que muchas de estas poblaciones celulares son objetivos de nuevos y eficaces fármacos contra la obesidad; por ejemplo, una clase de medicamentos para la diabetes llamados agonistas del receptor GLP1 que pueden reducir el azúcar en sangre y ayudar a comer menos.
"Hay una población de neuronas GLP1 en el tronco cerebral que, si se activan, detendrán la ingesta de alimentos pero provocarán una enfermedad violenta, pero puede haber otra población de neuronas que detenga la ingesta sin hacer que te sientas mal".
Disponer de un mapa detallado de estas neuronas y comprender los efectos de la modificación de estas dianas celulares, explica Myers, puede ayudar a fabricar fármacos con menos efectos secundarios negativos.
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