¡Salud! El aguardiente de ciruelas de Serbia obtiene el estatus de patrimonio mundial de la ONU
Es hora de brindar por el sljivovica, el tradicional aguardiente de ciruelas de Serbia, que, según las autoridades, ha sido incluido en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la ONU como una apreciada tradición que debe ser preservada por la humanidad.
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Los expertos de la UNESCO, reunidos en Marruecos esta semana, decidieron que las "prácticas sociales y los conocimientos relacionados con la preparación y el uso" del sljivovica (pronunciado SHLI'-vuh-vitsah) merecen el reconocimiento de la ONU como ejemplo de una importante tradición cultural, dijo el Ministerio de Cultura de Serbia.
El ministerio presentó la candidatura en 2021. La candidatura reflejaba todo el proceso: desde el cultivo de las ciruelas hasta la elaboración del brandy y lo extendida que está la tradición, así como la forma en que ésta puede continuar en los tiempos modernos, dijo el ministerio.
El Sljivovica se elabora artesanalmente -y se consume- en Serbia desde hace siglos, una costumbre que se transmite de generación en generación y que, según los expertos, se ha convertido en parte de la identidad nacional. La tradición sigue estando muy extendida en las zonas rurales del país balcánico, a pesar del auge de las destilerías y marcas modernas.
Los expertos serbios afirman que el sljivovica es un producto típicamente serbio porque se deriva de una fruta cultivada localmente _ ciruelas _ que está ampliamente disponible, y porque el aguardiente se elabora y se disfruta dentro de las familias y las comunidades locales.
Los serbios beben sljivovica cuando celebran, lloran, dan la bienvenida a los invitados y marcan los acontecimientos importantes, y lo han hecho durante siglos. La gente siempre ha guardado sus mejores botellas para las bodas, el nacimiento de un hijo y los funerales, haciendo que el espíritu tradicional serbio forme parte de la vida cotidiana durante generaciones.
Hoy en día, el sljivovica es también una importante exportación serbia y una atracción para los turistas. En los últimos años han surgido pequeñas empresas que producen sljivovica y otros aguardientes de frutas, y que ofrecen modernos envases con diseños de estilo étnico.
Para mejorar la calidad, el sljivovica se conserva a veces en barricas de roble que le dan un color parduzco, parecido al del whisky, y un sabor algo amargo. Y mejora con el tiempo. (dpa)
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