La mayoría de la gente ve a los insectos como alimento para el futuro

Un estudio del grupo de investigación FoodLab de la UOC identifica los parámetros que contribuyen a mejorar la aceptación del consumo de insectos

23.01.2023 - España

La mayoría de las personas (58%) que han participado en una encuesta que forma parte de un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) sobre el consumo de insectos creen que podrían convertirse en una fuente alternativa y sostenible de proteínas en el futuro y, por lo tanto, piensan que bien podrían formar parte de nuestra dieta. Los resultados del estudio Consumers' Acceptability and Perception of Edible Insects as an Emerging Protein Source se han publicado en acceso abierto en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health. El estudio forma parte de la tesis doctoral de Marta Ros, estudiante del programa de doctorado de Sociedad de la Información y el Conocimiento de la UOC.

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El estudio tenía la misión de identificar parámetros que ayudaran a mejorar la aceptación del consumo de insectos para estar en condiciones de introducirlos como fuente sostenible de proteínas en futuras dietas. Sus autoras son Marta Ros, estudiante de doctorado y miembro de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, y Anna Bach y Alicia Aguilar, profesoras e investigadoras del grupo de investigación FoodLab.

Aunque la entomofagia -el consumo de insectos como alimento por parte de humanos y animales- era una práctica habitual entre nuestros antepasados, desde la antigua China hasta el Imperio Romano, hace tiempo que se abandonó (aunque todavía se lleva a cabo en países como China, Tailandia, Japón, Colombia, México, Perú, Brasil y en algunas zonas de África).

Los beneficios para la salud del consumo de insectos comestibles

Ante el rápido agotamiento de los recursos naturales, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, desde 2013 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) viene destacando la necesidad de revisar las prácticas modernas de la ciencia de los alimentos para aumentar el comercio, el consumo y la aceptación de los insectos como fuente de alimento. Diversos estudios han demostrado el impacto positivo que el consumo de insectos tiene en la salud humana y animal.

En animales, los estudios muestran resultados positivos en el control del peso, la reducción de los niveles de glucosa y colesterol en sangre y el aumento de la diversidad de la microbiota. Las grasas que contienen los insectos comestibles son ricas en ácidos grasos insaturados, sobre todo poliinsaturados, que pueden tener beneficios en la alimentación. Los estudios en humanos demuestran que los insectos comestibles ayudan a mejorar la salud intestinal, reducen la inflamación sistémica y aumentan significativamente las concentraciones sanguíneas de aminoácidos.

La mayoría de la gente nunca ha comido insectos

El estudio de la UOC se basa en las respuestas de 1.034 personas que participaron en una encuesta sobre el consumo de insectos. La gran mayoría, el 86%, afirmó que nunca había comido insectos, y sólo el 13% dijo que sí. La principal razón aducida para no comer insectos fue el asco (38%), seguida de la falta de costumbre (15%), las dudas sobre la seguridad alimentaria (9%) y razones culturales (6%), entre otras.

Esta reticencia a consumir insectos también se pone de manifiesto cuando se pregunta a los encuestados si estarían dispuestos a incluirlos en su dieta habitual. Sólo el 16% respondió que sí, mientras que el 82% contestó que no. La mayoría, el 71%, también afirmó que no cocinaría insectos en casa, mientras que el 28% dijo que sí lo haría. A la pregunta de si ofrecerían platos con insectos en un restaurante, el 73% respondió que no, mientras que el 25% respondió afirmativamente. La mayoría (81% en este caso) cree que el público en general no sería receptivo a los platos con insectos, mientras que el 16% piensa que sí.

Una perspectiva de futuro positiva

A pesar de este rechazo, en determinadas condiciones, las opiniones sobre el consumo de insectos mejoran. De hecho, las cifras indican que casi el 50% de los encuestados cree que disponer de información sobre el potencial de los insectos como alimentos sostenibles fomentaría su consumo, mientras que el 48% no lo cree así. El optimismo de cara al futuro se muestra claramente cuando se pregunta si el consumo de insectos podría convertirse en una práctica en el futuro. Una clara mayoría, el 58%, respondió afirmativamente, mientras que el 38% dio una respuesta negativa.

La mayoría de los encuestados indicaron que la forma en que se preparan los insectos para su consumo es importante para atraer a los consumidores. Más concretamente, el 70% de los encuestados sostuvo que una preparación que no revelara la forma natural de los insectos facilitaría su consumo. Por otra parte, el 10% cree que los insectos serían más atractivos para los consumidores si se pudiera ver su aspecto natural. El formato más popular entre los encuestados es, con diferencia, la harina (23%), seguido de las galletas (6%) y las barritas (5,8%).

El estudio ha identificado los parámetros que podrían mejorar la aceptación de los insectos por parte de los consumidores con vistas a introducirlos como fuente sostenible de proteínas en las dietas del futuro. Las respuestas han ayudado a estudiar las áreas asociadas a la aceptabilidad: neofobia, normas sociales, familiaridad, experiencias del consumidor y comprensión de los beneficios. Los autores del estudio destacan cómo los hombres parecen más abiertos a comer insectos que las mujeres y señalan que la franja de edad más receptiva a probarlos se sitúa entre los 40 y los 59 años.

Una alternativa ante el aumento de la población hasta 2050

El considerable aumento de la población mundial previsto hasta 2050, debido a la mejora de las condiciones de vida en la mayoría de los países, obliga a buscar fuentes alternativas de proteínas. El aumento de los costes de producción de proteínas animales y las crecientes presiones medioambientales sobre la agricultura y la ganadería han llevado a buscar alternativas productivas y técnicas innovadoras para la obtención de alimentos que tengan en cuenta los aspectos nutricionales, medioambientales y socioculturales de la sostenibilidad alimentaria.

El uso de insectos como alimento para el consumo humano, señala el estudio de la UOC, podría satisfacer estas demandas y revelarse como una estrategia válida para mejorar la seguridad alimentaria en todo el mundo. Hay que tener en cuenta que los insectos pueden crecer en restos orgánicos (actuando como bioconvertidores), ocupan menos espacio y producen menos gases de efecto invernadero. Por ejemplo, comparando la producción de insectos con la de carne de vacuno, los gases de efecto invernadero se reducen en un 95% y el consumo de energía en un 62%. Los beneficios potenciales de los insectos comestibles, y más concretamente los que repercuten en la salud del planeta, se han abordado más ampliamente en el artículo Edible Insect Consumption for Human and Planetary Health: A Systematic Review, entre cuyos autores figuran algunos de los autores del estudio sobre la aceptación de su consumo.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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