La carne de tiburón mal etiquetada prolifera en los mercados australianos, según un estudio
La carne de tiburón que se vende en las pescaderías australianas y en las tiendas de comida para llevar suele estar mal etiquetada e incluye carne de especies amenazadas
Los resultados, publicados este mes en la revista Marine and Freshwater Research , ponen de manifiesto la ineficacia del etiquetado de los productos del mar y las graves implicaciones tanto para la elección de los consumidores como para la conservación de los tiburones.
Los investigadores recogieron 91 muestras de carne de tiburón de 28 minoristas de seis estados y territorios australianos y utilizaron códigos de barras de ADN para identificar la especie de cada muestra y compararla con la etiqueta aplicada por el minorista.
Descubrieron que el 70% de las muestras estaban mal etiquetadas, bien porque la especie no coincidía con la etiqueta o porque ésta no cumplía la Norma Australiana de Nombres de Pescado (AFNS).
El etiquetado incorrecto era especialmente alto en las muestras etiquetadas como "escama", que la AFNS restringe a los peces de sólo dos especies de tiburón capturadas de forma sostenible: el tiburón gummy y el tiburón aparejo de Nueva Zelanda.
Se descubrió que el 88% de las muestras etiquetadas como "escama" no pertenecían a ninguna de estas especies y nueve muestras vendidas como "escama" procedían de especies catalogadas como amenazadas en Australia.
El etiquetado incorrecto era notablemente mayor en las tiendas de comida para llevar que en las pescaderías y los mayoristas.
En un momento en que muchas poblaciones de tiburones se enfrentan a un declive sin precedentes en todo el mundo, la investigación subraya la urgente necesidad de mejorar las normas de etiquetado y su cumplimiento, afirma la coautora y supervisora de la investigación, Armansin.
"Las etiquetas comerciales ambiguas como 'escama' son un verdadero obstáculo para el consumo sostenible", afirma Armansin.
El profesor Stow dirige el laboratorio de genética de la conservación de la Universidad Macquarie y afirma que las pruebas rápidas de ADN para determinar qué especies se han capturado o comercializado podrían permitir un seguimiento a gran escala de las cadenas de suministro de marisco.
Parker Kielniacz afirma que el estudio demuestra la importancia de dar a los consumidores acceso a información precisa para construir una industria de la carne de tiburón más ética y sostenible.
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