Ojos en las patatas fritas: cómo nuestra visión crea una tendencia alimentaria

La forma en que valoramos los alimentos está influida por los que acabamos de ver

03.10.2024
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imagen generada por ordenador

Una investigación de la Universidad de Sídney ha revelado que no juzgamos la comida simplemente por sus méritos, sino que nos influye lo que hemos visto antes, un fenómeno en cascada conocido como "dependencia en serie".

The University of Sydney

Profesor David Alais

La investigación, publicada hoy en la revista Current Biology, ha sido realizada por los profesores David Alais y Thomas Carlson, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sídney, en colaboración con el profesor David Burr, de la Universidad de Florencia.

Su estudio demuestra que, cuando las personas valoran el atractivo y el contenido calórico de las imágenes de alimentos, la evaluación no se hace de forma aislada. Por el contrario, está sutilmente sesgada hacia la valoración que la precede.

La dependencia serial surge cuando las personas toman una serie de decisiones secuenciales. En el contexto de la comida, si una persona valora un alimento como muy apetecible, es probable que valore más favorablemente la imagen del siguiente alimento, independientemente de su contenido calórico o de su atractivo.

También funciona a la inversa: un alimento anterior poco apetecible hace menos apetecible el alimento actual.

Los hallazgos podrían ayudar a los psicólogos a desarrollar tratamientos para que las personas con trastornos alimentarios coman más o menos alimentos, y a los profesionales del marketing en la presentación de los menús de comida.

En palabras del profesor Alais, autor principal del estudio: "Las condiciones experimentales de la dependencia serial no son muy diferentes de nuestras experiencias cotidianas con imágenes de alimentos, como cuando escaneamos un menú de comida a domicilio o navegamos por un menú en nuestro teléfono. La dependencia serial, por tanto, podría estar afectando a millones de elecciones alimentarias cada día".

Los investigadores realizaron experimentos con más de 600 participantes que valoraron diversas imágenes de alimentos tanto por su contenido calórico como por su atractivo. Los resultados revelaron un claro patrón de dependencia serial: las valoraciones de los participantes tendían a seguir su valoración anterior.

Por ejemplo, una valoración alta de un alimento llevaba a una valoración más alta del siguiente, creando una reacción en cadena de evaluaciones interconectadas en lugar de independientes.

Aunque el estudio descubrió que los hombres tendían a valorar los alimentos hipercalóricos ligeramente más que las mujeres, el efecto general de dependencia serial no dependía del sexo y era similar para todos.

"Este estudio pone de manifiesto los sesgos cognitivos que entran en juego cuando evaluamos los alimentos", afirma el profesor Alais. "Nuestros cerebros están preparados para asimilar información de estímulos anteriores, del mismo modo que nos sentimos atraídos por un plato concreto después de ver que otro similar ha recibido una puntuación alta".

El profesor Carlson, coautor del estudio, añade: "Nuestros trabajos anteriores han demostrado que el cerebro visual codifica el contenido calórico percibido de los alimentos en apenas milisegundos. Será fascinante ver la interacción entre estos sesgos cognitivos y el procesamiento visual en futuros trabajos".

Más allá del interés inmediato para los neurocientíficos visuales que estudian cómo procesa nuestro cerebro las imágenes, esta investigación tiene posibles aplicaciones útiles.

Para los comercializadores de alimentos y los restauradores, comprender la dependencia serial podría servir de base a estrategias para aumentar el atractivo de sus ofertas de menú. Colocando los platos más atractivos o los más calóricos en una secuencia, podrían influir en la percepción del consumidor y aumentar las ventas.

Esta investigación también puede ser útil en el ámbito clínico, sobre todo para tratar la obesidad, la alimentación compulsiva, la bulimia y otros trastornos alimentarios.

Las terapias cognitivo-conductuales podrían aprovechar estos resultados para ayudar a las personas a modificar sus percepciones y procesos de toma de decisiones en torno a la comida.

Este planteamiento podría fomentar hábitos alimentarios más sanos y respaldar intervenciones eficaces contra los trastornos alimentarios.

El profesor Alais y su equipo ya han observado tendencias visuales similares en personas que consultan aplicaciones de citas o evalúan la belleza de obras de arte.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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