Más que insectos
Las fuentes alternativas de proteínas complementan los alimentos y piensos convencionales
La seguridad, el valor nutritivo y la aceptación del consumidor centran una conferencia internacional organizada por el BfR sobre este tema
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Altramuces, algas o insectos: estas y otras fuentes de proteínas se están desarrollando cada vez más para la industria alimentaria humana y animal, y hasta la fecha no se han utilizado en este país, si es que se han utilizado. Uno de los objetivos es garantizar la disponibilidad y seguridad de estos alimentos para una población mundial en aumento mediante una economía circular sostenible y que conserve los recursos. "La introducción de fuentes alternativas de proteínas puede dar lugar a nuevos riesgos para la salud que deben reconocerse y evaluarse a tiempo", afirma el presidente del BfR, el profesor Andreas Hensel. "El espectro abarca desde riesgos de alergia por proteínas de insectos, riesgos microbianos, riesgos por contaminantes o toxinas desconocidas hasta ahora hasta riesgos por sustancias antinutritivas".
Del 3 al 5 de diciembre de 2024, expertos debatirán en la conferencia internacional "Proteínas alternativas para alimentos y piensos" sobre el estado actual del desarrollo de fuentes alternativas de proteínas, cómo evalúan otros países los riesgos para la salud y qué cuestiones normativas deben aclararse en relación con estos alimentos y piensos. Los alimentos de origen animal, como la carne, los huevos, el yogur y el queso, son las fuentes clásicas de proteínas en la dieta humana. Sin embargo, hoy en día algunos consumidores desean consumir menos productos de origen animal, o ninguno, y buscan otras fuentes de proteínas. El consumo de recursos en la producción de muchos alimentos de origen animal se cita como otra razón para utilizar fuentes alternativas de proteínas. Entre ellas se encuentran plantas que hasta ahora no se han utilizado en la industria alimentaria y de piensos, o que apenas se han utilizado, como las legumbres, como los altramuces en este país.
Las fuentes de proteínas de origen animal, como los insectos o la "carne artificial" procedente de cultivos de células animales, así como la biomasa proteica de producción microbiana, también se están investigando como fuentes alternativas de proteínas. Si los alimentos contienen proteínas de fuentes alternativas que no se utilizaban para el consumo humano en una medida significativa en la Unión Europea antes del 15 de mayo de 1997 y que pueden asignarse al menos a una de las categorías de alimentos enumeradas en el Reglamento sobre nuevos alimentos (UE) 2015/2283, se consideran nuevos alimentos en la UE. Se someten a una evaluación del riesgo para la salud por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) como parte del proceso de autorización. En el caso de los insectos, que pueden añadirse a alimentos procesados como galletas o pasta en forma de harina de insectos, por ejemplo, la atención se centra especialmente en el riesgo de alergias. Por ejemplo, las personas alérgicas a los ácaros del polvo doméstico, los crustáceos o los moluscos corren especial riesgo de desarrollar una reacción alérgica a los alimentos que contienen proteínas de insectos.
Por ello, el BfR ha establecido métodos para la detección de proteínas de insectos en alimentos altamente procesados y ha investigado el potencial alergénico de diferentes especies de insectos. Otro riesgo para la salud puede derivarse de sustancias indeseables o contaminantes que puedan contener estos alimentos y piensos. Por ejemplo, se sabe que las legumbres contienen antinutrientes, como el ácido fítico, que inhiben la absorción de minerales importantes como el hierro o el zinc. Las algas secas pueden contener niveles muy elevados de yodo, que pueden causar hipertiroidismo. Otros riesgos para la salud son los contaminantes procedentes del medio ambiente que se acumulan en las fuentes de proteínas, las impurezas microbiológicas y las toxinas (algunas de ellas aún desconocidas). Especialmente en el caso de la alimentación animal, no sólo hay que tener en cuenta los posibles efectos de las fuentes alternativas de proteínas sobre la salud de los animales de granja, sino también la llamada "transferencia" de sustancias a los alimentos de origen animal.
Estudios del BfR han demostrado, por ejemplo, que ingredientes de la alimentación animal problemáticos para la salud pueden transferirse a la leche de las vacas, como las sustancias amargas de los altramuces (alcaloides). La conferencia se centrará en el uso actual y futuro de las nuevas fuentes de proteínas, las condiciones del marco regulador y las pruebas de seguridad en diversos países, así como en la sostenibilidad y los aspectos socioeconómicos de su uso. También se debatirán los aspectos nutricionales y fisiológicos y la aceptación por parte de los consumidores. La conferencia está organizada por el BfR en colaboración con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), la Agencia Alimentaria de Singapur (SFA) y el Instituto Islandés de Alimentación y Biotecnología (Matis).
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