BIOFACH 2020: El vino ecológico está de moda. ¡El futuro es del vino ecológico!
© NürnbergMesse / Hans-Martin Issler
Se solía fruncir el ceño o, en el mejor de los casos, sonreír levemente. Los vinos ecológicos no tenían una espectacular fama hace 20 años, y ni siquiera hace 10. Pero entretanto, las cosas han cambiado. Conocidas casas de alta categoría como Clemens Busch (Mosela), Wittmann (Rheinhessen), Dr. Bürklin-Wolf (Palatinado), Peter Jakob Kühn (Rheingau), Lageder (Tirol del Sur), Domaine de la Romanée Conti (Borgoña) y Alvaro Palacios (Priorato) trabajan desde hace tiempo de forma ecológica o incluso biodinámica tanto en el viñedo como en la bodega. Y otras muchas las imitan. Desde 2013, la producción de vino ecológico ha aumentado más de un 70 % nada más que en los tres principales países productores de vino: España, Francia e Italia. La proporción de viñedos con certificación ecológica en Europa también se ha multiplicado por 3,4 desde 2008 y se sitúa en el 9,5 %.
¿Cómo se explica este crecimiento? Por un lado, porque la demanda de vino ecológico ha incrementado significativamente y lo sigue haciendo, por lo que los productores están reaccionando. Peter Riegel, el mayor comerciante ecológico de Europa, comenzó hace 35 años a importar vinos de tres productores franceses políticamente activos, dos de los cuales eran viticultores ecológicos. En la actualidad, Riegel importa y vende vinos ecológicos de 200 viticultores en todo el mundo, principalmente de Italia, Francia, España y Alemania. En los últimos años, han registrado un crecimiento constante entre el 6 y el 9 %. «Es evidente que la proporción de vino ecológico está aumentando en el comercio minorista de alimentos y entre las tiendas de descuento, y que lo hace a costa del vino convencional», asegura Riegel. Se muestra satisfecho de observar una tendencia entre los consumidores finales hacia vinos de mayor calidad, lo que significa que empiezan a estar dispuestos a pagar más por una botella de vino ecológico.
Otro argumento para convertir sus viñedos a cultivo ecológico: los viticultores no quieren seguir arriesgando su salud. Aplicar pesticidas no solo acaba con las enfermedades de hongos, malas hierbas y otros organismos en el viñedo. Muchos ecologistas de primera línea como Lotte Pfeffer-Müller de la bodega VDP Brüder Dr. Becker (Rheinhessen), lo han hecho y siguen haciéndolo para proteger el medio ambiente, y ha motivado a enólogos ecológicos responsables mucho antes de haberse reconocido generalmente el cambio climático que está afectando hoy a las personas.
Pero el papel decisivo en la reorientación de muchos viticultores hacia la viticultura ecológica lo desempeña el mayor foco puesto en la calidad a fin de producir mejores vinos. Con esto en mente, Volker Benzinger (Palatinado) comenzó también su conversión al cultivo ecológico en 2016, certificado por la asociación Ecovin. Su motivación: «Hemos preparado nuestra compañía para el futuro y queremos continuar nuestro camino hacia la máxima calidad. Si seguimos cultivando convencionalmente, no lo conseguiremos durante mucho tiempo más». Ya antes de la conversión, Benzinger trabajaba en la bodega de forma minimalista y con los métodos más naturales posibles. Para él era más que lógico prescindir de los herbicidas y otros agentes químicos sintéticos también en el viñedo.‘ Ve una clara tendencia hacia los vinos naturales en los países del Benelux y Escandinavia. Más del 30 % de sus ventas de vinos exentos de sulfuros se realizan en este mercado. En Alemania, sin embargo, la demanda de estos «vinos naturales» está todavía «aprendiendo a andar». Benzinger cree que los alemanes son muy sensibles a los precios y que están menos dispuestos a pagar los precios más altos de los vinos naturales, pero asegura que hay un gran potencial de desarrollo. No cabe duda de que existe una tendencia hacia los vinos biodinámicos, independientemente de si los viticultores se sienten más o menos compenetrados con las enseñanzas de Rudolf Steiner. El resultado contenido en la botella parece convencer. Cada vez hay más profesionales que trabajan de forma biodinámica, y gozan de una excelente reputación entre los conocedores del vino. 1036 bodegas en todo el mundo están certificadas nada más que por Demeter o Biodyvin. En 2016 todavía eran 747 (un 38 % de viticultores más). La mayor bodega biodinámica de Europa es la Bodega Parra Jiménez con 500 hectáreas y se encuentra en La Mancha (España).
El cambio climático refuerza la demanda de variedades adaptables
En tiempos de cambio climático, las nuevas variedades adaptables, llamadas «variedades de uva resistentes a los hongos», están adquiriendo cada vez más importancia. Ahorran ingentes cantidades de CO2 porque requieren menos del 20 % de gestión de plagas que las variedades establecidas, lo que se traduce en una menor utilización de tractores y, por ende, en menos gases de escape y compactación del suelo. Los expertos creen que los vinos de estas variedades de uva sostenibles seguirán ganando importancia en el futuro. Lamentablemente, según el comerciante de vinos Peter Riegel, esto aún no se refleja en las ventas, porque los consumidores finales siguen estando poco familiarizados con variedades de uva como Solaris, Johanniter, Cabernet Blanc o Pinotin. Como mejor se venden es en coupages con etiquetas atractivas y nombres de fantasía o en tiendas especializadas con asesoramiento competenteSi se les explica a los clientes las ventajas de las nuevas variedades de uva y se les deja probarlas sin prejuicios, entonces empiezan a gustar también otros vinos, más allá del Merlot y del Riesling. Christian Wolf, director de degustación de MUNDUS VINI BIOFACH, valora positivamente el desarrollo de estas variedades de uva resistentes a los hongos y se muestra impresionado en general por la calidad de los vinos ecológicos de 13 países que han sido presentados este año. El jurado está compuesto por 45 catadores de 15 naciones. La ceremonia de entrega del Gran Premio Internacional del Vino Ecológico MUNDUS VINI BIOFACH tendrá lugar el 13 de febrero de 2020 de 16:00 a 17:00 horas. Más información sobre el programa de BIOFACH, también en torno al vino: www.biofach.de/en/events
Trasfondo: ¿qué es el vino ecológico?
Los viticultores artesanales coinciden en que un buen vino se hace en el viñedo y no en la bodega. Para obtener vinos de calidad se requieren uvas sanas y maduras; en un mercado saturado, un rendimiento alto ya no constituye el factor decisivo. Para lograr una cosecha sana se necesitan vides robustas que no sean susceptibles de enfermedades. Aquí es donde entra en juego la viticultura ecológica: el viticultor ecológico fortalece el ecosistema de sus viñedos al no utilizar fertilizantes químicos sintéticos ni herbicidas como el glifosato. En su lugar, intercala leguminosas, que mejoran el suelo proporcionándole nitrógeno de forma natural. Las plantas con flores son, a su vez, alimento para los insectos, lo que asegura su supervivencia. De esta manera se promueve la biodiversidad en el viñedo, que de otra forma se convierte en un monocultivo vulnerable. Desafortunadamente, el valor de la biodiversidad en el viñedo todavía no puede ser cuantificado ni convertido en cantidades de CO2 ahorradas.
En la viticultura ecológica, las vides se fortalecen no quitándoles las malas hierbas supuestamente molestas, sino sembrando deliberadamente con ellas otras plantas que, a su vez, atraen insectos benéficos, fortalecen el suelo y lo mantienen vivo. Los viticultores ecológicos tienen permitido rociar cobre y azufre contra el mildiú polvoriento y el mildiú velloso, enfermedades fúngicas típicas de los viñedos. No obstante, las cantidades permitidas son significativamente menores que en la viticultura convencional. En la viticultura biodinámica, los viticultores trabajan con preparados, por ejemplo, a partir de cuerno triturado o virutas de cuerno, que se utilizan para fortalecer las plantas porque favorecen la absorción de la luz por las hojas, el proceso de maduración de las uvas y la vida del suelo. Los preparados de hierbas de cola de caballo y ortiga ayudan a las vides a defenderse de las infecciones de hongos. El ritmo de la naturaleza es el que dicta el ritmo de trabajo de los viticultores ecológicos. Su riesgo económico es mucho mayor que el de las empresas que trabajan con métodos convencionales, ya que estas pueden rociar sus cultivos con productos químicos sintéticos en caso de infestación por hongos.
En climas frescos-moderados como el de Alemania, es mucho más difícil cultivar vino ecológico que en zonas secas de pocas precipitaciones. El motivo radica en que las enfermedades por hongos aparecen en ciertas condiciones de humedad y calor. No les gustan los climas secos y calurosos. Otras plagas como la polilla del racimo de la uva se intentan controlar en la viticultura ecológica con trampas de confusión sexual, para lo que se colocan difusores de feromonas en el viñedo, un atrayente sexual que confunde a los machos, que no pueden encontrar a las hembras y, por lo tanto, no logran reproducirse.
En el trabajo en la bodega, es decir, en el proceso de vinificación, fermentación y envejecimiento, se permiten menos intervenciones en la producción de vino ecológico que en la vinificación convencional. Están prohibidas, en general, las levaduras genéticamente modificadas. La Asociación Demeter es la que menos intervenciones manipuladoras permite en la elaboración del vino. La calidad de las uvas determina aquí todavía más la calidad del vino. El objetivo de la mayoría de los vinicultores ecológicos es producir vinos de un carácter auténtico y con las mejores uvas. Vinos con carácter que reflejan el suelo, el clima, la variedad de uva y la firma del viticultor.
Trasfondo: Alemania es el mercado de vino ecológico más importante del mundo y sigue creciendo
En 2017 se vendieron más de 120 millones de litros de vino ecológico en este país (fuente: WEIN+MARKT, marzo de 2019). Esta cifra supone una cuota superior al 23 % de las ventas mundiales. Francia y Gran Bretaña quedaron en segundo y tercer lugar, respectivamente. Alemania sigue siendo el mayor mercado de vino ecológico. El estudio del IWSR Drinks International prevé que Alemania seguirá siendo el mayor mercado de vino ecológico en 2022. La ecología también es un tema en auge en la viticultura. Los datos que se desprenden de FIBL Survey 2020 muestran que la superficie de viñedos ecológicos en nuestro planeta se ha triplicado con creces desde 2008: de 127.000 a 422.000 hectáreas (2018). Actualmente, tenemos una cuota algo superior al 6 % de viñedos ecológicos en todo el mundo, casi el 10 % en Europa, y lo mismo ocurre en Alemania. En el año 2000, esta cifra tan solo era del 1,3 % en todo el mundo. Con 113.419 hectáreas (una cuota del 12,1 %), España es el país con más superficie vitícola ecológica, mientras que la mayor cuota ecológica dentro de la superficie vitícola la ostenta Italia con un 15,9 % (106.447 hectáreas). La mayor cantidad de vino la siguen produciendo Francia (12,6 % de cuota ecológica), España e Italia, que también son los mayores productores de vino ecológico. Los tres países juntos representan el 74 % de la superficie vitícola ecológica del mundo.