"Algas enriquecidas" de altísimo valor nutritivo
La nueva tecnología de la acuicultura puede ayudar a aliviar la crisis alimentaria mundial
Doron Ashkenazi.
Según los investigadores, la tecnología de vanguardia aumenta significativamente la tasa de crecimiento, los niveles de proteínas, los carbohidratos saludables y los minerales en los tejidos de las algas, lo que convierte a las "algas enriquecidas" en un superalimento natural con un valor nutricional extremadamente alto, que puede utilizarse en el futuro para la industria de alimentos saludables y para asegurar una fuente de alimentación ilimitada.
La investigación fue dirigida por el estudiante de doctorado Doron Ashkenazi, bajo la dirección del profesor Avigdor Abelson de la Escuela de Zoología de la Facultad de Ciencias de la Vida George S. Wise de la Universidad de Tel Aviv y el profesor Álvaro Israel del Instituto de Investigación Oceanográfica y Limnológica de Israel (IOLR) en Tel Shikmona, Haifa. El artículo se ha publicado en la revista científica Innovative Food Science & Emerging Technologies.
Doron Ashkenazi explica que en el estudio se cultivaron especies locales de las algas Ulva, Gracilaria e Hypnea muy cerca de sistemas de piscicultura en diferentes condiciones ambientales. Las condiciones especiales permitieron que las algas florecieran y permitieran una mejora significativa de su valor nutricional hasta el punto de convertirse en "algas enriquecidas", que son un superalimento (el uso de las algas como una rica fuente de alimento que satisface todas las necesidades nutricionales del ser humano recuerda incluso al maná bíblico que alimentaba a los israelitas en el desierto). También será posible utilizar las algas enriquecidas de forma aplicada para otras industrias de la salud, por ejemplo como suplementos nutricionales o como medicina, así como en la industria cosmética.
"Las algas pueden considerarse un superalimento natural, más abundante en los componentes necesarios de la dieta humana que otras fuentes de alimentos", añade Ashkenazi. "Gracias al enfoque tecnológico que hemos desarrollado, el propietario de una granja o un empresario podrá planificar de antemano una línea de producción de algas ricas en las sustancias que le interesan, que pueden utilizarse como alimentos saludables o suplementos nutricionales; por ejemplo, algas con un nivel especialmente alto de proteínas, algas ricas en minerales como hierro, yodo, calcio, magnesio y zinc, o en pigmentos especiales o antioxidantes. Las algas enriquecidas pueden utilizarse para ayudar a las poblaciones que sufren desnutrición y carencias nutricionales, por ejemplo las poblaciones desfavorecidas de todo el mundo, así como para complementar una dieta vegetariana o vegana".
Además, a diferencia de la agricultura terrestre, la acuicultura, y en particular el enfoque de cultivo de algas que proponemos, no requiere grandes extensiones de tierra, agua dulce ni grandes cantidades de fertilizantes. Es respetuosa con el medio ambiente y preserva la naturaleza y el equilibrio ecológico al reducir los riesgos ambientales. La nueva metodología ofrece de hecho una situación ideal, de agricultura sostenible y limpia. En la actualidad, la acuicultura integrada está empezando a recibir el apoyo de los gobiernos de todo el mundo debido a sus beneficios medioambientales, que incluyen la reducción de la carga de nutrientes en las aguas costeras y de la emisión de gases y la huella de carbono. De este modo, contribuye a combatir la crisis climática y el calentamiento global.
Doron Ashkenazi concluye: "Las tecnologías de este tipo son sin duda un modelo para un futuro mejor para la humanidad, un futuro en el que los seres humanos vivan idílicamente y con salud en su entorno". La investigación se llevó a cabo en colaboración con otros destacados investigadores de todo el país, como Guy Paz y la doctora Yael Segal, del Instituto de Investigación Oceanográfica y Limnológica de Israel (IOLR) en Haifa, la doctora Shoshana Ben-Valid, experta en química orgánica, el doctor Merav Nadav Tsubery, del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Bar-Ilan, y el doctor Eitan Salomon, del Centro Nacional de Maricultura de Eilat.
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