La contaminación microbiana puede producirse a lo largo de toda la cadena de transformación de los alimentos. Para minimizar los riesgos para la salud de los consumidores, todos los procesos de producción deben llevarse a cabo de forma segura. Por ello, es práctica habitual limpiar las cintas transportadoras con desinfectantes, por ejemplo en el procesado de verduras o carne. Sin embargo, los procesos no sólo deben garantizar la seguridad alimentaria, sino también ser respetuosos con el medio ambiente y sostenibles.
Por ello, un equipo de investigadores de la ciencia y la industria ha desarrollado un nuevo método que utiliza agua tratada con plasma para limpiar las cintas transportadoras de alimentos en lugar de los desinfectantes a base de aminas que se emplean habitualmente en la industria.
Para producir agua tratada con plasma, se inyecta aire tratado con plasma en agua destilada o del grifo. El agua tratada con plasma contiene así muchas especies reactivas de nitrógeno y oxígeno, como el ácido nitroso (HNO2), el monóxido de nitrógeno (NO*) y el ozono (O3), que se producen de forma natural y que se degradan sin dejar rastros perjudiciales para el medio ambiente, pero que en conjunto tienen una gran eficacia antimicrobiana
Los científicos examinaron el uso del agua tratada con plasma en comparación con los procesos de lavado habituales, utilizando el ejemplo de residuos de carne picada y manzanas Braeburn en cintas transportadoras de silicona y PVC. Por lo general, el proceso de limpieza incluía una limpieza previa con agua (20 bares, temperatura ambiente) y espuma suave que disolvía la grasa, la pulverización con la sustancia activa y la posterior limpieza de las bandas con agua del grifo. Como resultado, el uso de agua tratada con plasma redujo el número de gérmenes con la misma eficacia que un desinfectante a base de aminas (en >3 log10 UFC/cm²), y con un tiempo de inactivación significativamente más corto, de sólo un minuto frente a los 15 minutos de la limpieza convencional.
Para controlar el éxito de la limpieza, también se desarrolló un sistema de sensores de color RGB para la detección automática de residuos de alimentos en las cintas. "En realidad, se trata de la colonización microbiana en las cintas transportadoras, que puede convertirse en un peligro para la salud. En la práctica, sin embargo, vigilar los microorganismos llevaría demasiado tiempo y sería demasiado caro, sobre todo porque sólo se desarrollan en los residuos orgánicos", explica la Dra. Julia Durek, científica del Instituto Leibniz de Ingeniería Agrícola y Bioeconomía de Potsdam. "Por eso probamos el sistema de sensores para detectar residuos alimentarios. El sistema óptico funciona con gran rapidez y detecta con precisión incluso los residuos más pequeños. Es fácil de usar y, por tanto, puede aplicarse para la vigilancia higiénica automatizada en la producción de alimentos."
La Dra. Julia Durek reflexiona sobre otras posibilidades de optimización: "El número ligeramente superior de gérmenes detectados en las bandas de silicona, cuya superficie es algo más rugosa que la de las bandas de PVC, demuestra que en el futuro deberemos prestar más atención a las bandas transportadoras dañadas o envejecidas. En las hendiduras de las zonas rugosas, los microorganismos pueden sobrevivir a una aplicación de agua tratada con plasma. Además, especialmente con productos animales, el uso de agua tibia o caliente podría proporcionar un mejor efecto de disolución de la grasa y, por tanto, también un beneficio adicional de descontaminación."
La investigación se llevó a cabo en el marco del proyecto conjunto "Creación de una red de módulos bioeficientes de detección y procesamiento físico para una limpieza y desinfección sostenibles en la cadena de producción alimentaria (PROMONA)". El proyecto, ya finalizado, ha recibido apoyo financiero del Ministerio Federal de Alimentación y Agricultura (BMEL) como parte de la promoción de innovaciones para una producción de alimentos segura, sostenible y que ahorre recursos. Los socios fueron el Instituto Leibniz de Investigación y Tecnología del Plasma e.V., de Greifswald, y las empresas Silicann Systems GmbH, de Rostock, y Walter Gerätebau GmbH, de Sachsenheim. La coordinación de "Promona" corrió a cargo del Instituto Leibniz de Ingeniería Agrícola y Bioeconomía (ATB).
Investigación de la contaminación microbiana de las cintas transportadoras.
Lietze/ATB
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