Queso sin vacas: los consumidores están preparados
Un estudio confirma el interés por las alternativas sostenibles al queso
Marco Bühl
El estudio, realizado en colaboración con LI Food - Landesinitiative Ernährungswirtschaft Niedersachsen y el Instituto Alemán de Tecnologías Alimentarias (DIL), se basa en una encuesta en línea representativa con unos 2.000 participantes. Los investigadores analizaron cómo afectan diversos aspectos de la información a la aceptación del queso producido de este modo. Analizaron las oportunidades y los riesgos potenciales de la tecnología, incluida su relación con la sostenibilidad, el impacto en la agricultura y la calidad del producto.
En general, la información influye poco en que los consumidores prueben o compren queso de fermentación de precisión. Sólo la referencia a la modificación genética tecnológica de los microorganismos necesarios para el proceso de producción conduce a una disposición ligeramente menor a probar el producto.
Los encuestados también fueron confrontados con las ventajas y desventajas potenciales de esta tecnología. Se comprobó que si se hacía hincapié en la alta calidad constante de los productos y en las ventajas en términos de medio ambiente y bienestar animal, en particular, aumentaba la disposición a probar este tipo de queso. La situación es diferente cuando se informa a los consumidores sobre los posibles riesgos, por ejemplo que los ganaderos podrían perder su fuente de ingresos debido a la nueva tecnología o que las grandes empresas podrían ejercer demasiado poder en el mercado. Estos aspectos son los que más reducen la disposición a comprar y pagar por este tipo de queso.
"Nuestro estudio demuestra que los consumidores alemanes están abiertos al queso de fermentación de precisión si se les informa de las ventajas y la alta calidad del producto. Sin embargo, es importante diseñar cuidadosamente la comunicación para abordar las preocupaciones sobre el impacto en la agricultura tradicional", explica la primera autora, la Dra. Sarah Kühl, Catedrática de Marketing de Productos Alimentarios y Agrícolas de la Universidad de Göttingen.
Los productos correspondientes ya están en el mercado en EE.UU.; la autorización en Alemania y la Unión Europea aún está pendiente. La tecnología como tal no es nueva: ya se utiliza en la producción de medicamentos como la insulina.
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